¿A qué adjetivo calificativo se puede apelar para describir a las
Cataratas del Iguazú? Decir que son únicas, inexplicables, poderosas, imponentes, majestuosas, magníficas, frescas, maravillosas o gigantescas son significantes válidos, pero aún así, estos conceptos no son suficientemente amplios como para transmitir lo que realmente se presenta ante nuestra vista.
Estar parado frente a ellas hace que en un intento desesperado por definirlas, uno invoque incluso al esperanto, creando un lenguaje nuevo que pueda precisarlas. Luego de unos instantes nos damos cuenta de que las Cataratas del Iguazú sólo pueden describirse en el alma, y acudimos a nuestros sentidos.
A través de imágenes y sonidos retratamos parte de ese encanto que deseamos conservar hasta el último de nuestros días.
Sensaciones, estas son las cosas que nos dejó la visita a uno de los sitios más espectaculares del mundo. Ahora totalmente renovado, el Parque Nacional Iguazú implementó un nuevo concepto de turismo ecológico, brindando una infraestructura de servicios congruentes con las demandas del turismo internacional, pero sin descuidar la conservación del entorno paisajístico que le valió para ser nombrado Patrimonio Natural de la Humanidad.
Durante nuestra estadía en el parque hemos podido transitar por modernas pasarelas que recorren los saltos más impresionantes del lugar.
Admiración y contemplación sin respiro, más la culminación del día totalmente exhaustos, son algunas de las sensaciones que tuvimos al retirarnos del parque natural.
El área donde se encuentran las Cataratas del Iguazú se halla en un ambiente cargado de humedad, con temperaturas medias que oscilan entre los 15º C durante el invierno y los 30º C en el período estival. Por esta razón no es recomendable llevar elementos electrónicos, como filmadoras o cámaras digitales, ya que tanto el clima como el spray de los saltos pueden afectar el buen funcionamiento de esos artefactos.
El protagonista indiscutido de la región es el río Iguazú, que posee un recorrido de 1300 km hasta su desembocadura en el río Paraná, ubicada a 23 km más adelante del espectáculo que obnubila a los visitantes.
Al recorrer las distintas pasarelas recomendamos prestar especial atención cuando las mismas presenten sus pisos húmedos y con desniveles, ya que pueden resultar resbaladizas.
Ganas de caminar y de conectarnos con el medio ambiente nos llevaron a fascinarnos con la Garganta del Diablo, el salto de mayor altura, que deja caer cerca de 3 millones de litros cúbicos por minuto, formando frescas fumarolas de rocío y vapor de agua, a veces visibles a cinco kilómetros de distancia.
También transitamos por el circuito superior donde admiramos los legendarios saltos San Martín, El Escondido, Dos Mosqueteros, Rivadavia, Peñón, Mitre, Mbigua, Dos Hermanas, Chico Alférez, Bernabé Méndez y el Bossetti, con alturas que van desde los 40 a los 80 metros, y donde una eterna llovizna forma a veces un arco iris de exquisito contraste con el escenario.
Cabe señalar que el salto Bernabé Méndez recibe este nombre en homenaje a un guardaparque asesinado por cazadores furtivos en el Alto Iguazú, en el año 1968, cuando defendía el Patrimonio Natural de la Humanidad.
Desde los miradores se alcanza a observar la Isla San Martín y parte del lado brasileño de las Cataratas.
Luego de unos instantes de contemplación bajamos con sumo cuidado hacia las pasarelas inferiores para agudizar los sentidos, pero esta vez con otra perspectiva frente a las Cataratas. Así encontramos los saltos Álvar Núñez y Lanusse.
Al culminar con el recorrido se puede cruzar el río Iguazú en una embarcación hacia la Isla San Martín o realizar distintos paseos en lancha frente a las cascadas.
En la Isla San Martín, localizada en el corazón del parque, se está en pleno contacto con la exuberante vegetación selvática colmada de helechos arborescentes, palmeras, orquídeas, claveles del aire y palo rosa, este último considerado Monumento Nacional. Desde allí se logra obtener una espectacular vista del salto San Martín y de La Ventana, una considerable conformación pétrea ubicada frente a los saltos.
Las excursiones en lancha merecen un capítulo aparte, ya que en ellas la adrenalina, la velocidad y el agua de los saltos se conjugan arrojando ráfagas de vértigo.
A lo largo de todo el recorrido nos cruzamos frecuentemente con coatíes, tapires, cuises, carpinchos, papagayos, picaflores, tucanes, mariposas y un sinnúmero de lagartos y lagartijas que constituyen la rica fauna de la región.
Iguazú –“aguas grandes” en idioma guaraní–, es un verdadero prodigio natural. Es la síntesis perfecta entre el respeto y la admiración por la naturaleza.
- Circuito Superior: acceso a magníficas vistas panorámicas de las Cataratas y del delta del río Iguazú formado por un conjunto de islotes e islas. No posee escaleras.
Duración: 1 hora 15 minutos.
-Sendero Verde: una caminata por la densidad de la selva, donde se observan aves autóctonas, reptiles, mariposas y un bañado en el interior de la selva. No posee escaleras.
Duración: 20 minutos.
-Circuito Inferior: es un conjunto de pasarelas estratégicamente diseñadas que permiten observar a las cataratas con diversas perspectivas. Dificultad: con escaleras.
Duración: 1 hora 15 minutos.
-Isla San Martín: ubicada en el corazón de las Cataratas, ofrece espectaculares vistas de los 275 saltos que son parte del Parque Nacional. Dificultad: con escaleras empinadas.
Duración: 2 horas.