Reserva faunística Cabo Dos Bahías

La reserva faunística provincial Cabo Dos Bahías, cercana a Camarones, es un espacio ribereño en el que tierra, mar, fauna y flora componen un paisaje muy atractivo. Sus diferencias tonales y de tipo de relieve le otorgan características propias.

Salimos del pueblo por la calle Moreno con rumbo sur para visitar las playas aledañas. Pasamos frente a la Elola, luego por El Pescadero y más adelante por el Puerto Piojo. De ahí en más, el paisaje se tornó agreste y el sonido del mar nos pareció más agitado.

En las distintas paradas que realizamos a lo largo de la costa, disfrutamos de los fuertes contrastes de color entre el azul turquesa del mar, la espuma blanca de las olas y las lomadas de colores rojizo y ocre intensos.

Poco antes de llegar a la reserva, pasamos por la caleta Sara, en la que se destacan los clubes náuticos de Camarones. Al ingresar al área natural, nos dieron un plano para ubicar los distintos asentamientos de las especies que viven allí.

Acompañados por un guía local, comenzamos a andar por un sendero interpretativo que nos condujo a la pingüinera. Observábamos los nidos y cuevas de los miles de pingüinos de Magallanes que forman colonia allí. Durante el invierno, estas aves se retiran hacia otras tierras, luego regresan en primavera y repiten el ciclo de vida.

“Ambos sexos defienden el nido, incuban los huevos y alimentan a los pichones con peces y calamares. La hembra pone generalmente dos huevos, que tardan alrededor de 40 días en eclosionar. A menudo solo un pichón logra sobrevivir”, nos explicó el guía de la reserva.

Nos dirigimos hacia la playa para observar el comportamiento de los pingüinos en presencia del mar. Otra vez recibimos una explicación interesante: “Estas aves utilizan gran parte de su tiempo en la cosmética del plumaje, frotándose con el pico, limpiando y ordenando las plumas, lo cual contribuye a mantener su impermeabilidad”.

Seguimos el camino paralelo a la playa hasta enfrentar la isla Moreno, separada del continente unos ciento cincuenta metros. A la distancia, pudimos observar una colonia de lobos marinos de un pelo que desarrollaba su vida en ese espacio rocoso con sectores de playa. Llegan allí para reproducirse y pasan sus días tomando sol y descansando. En el aire, el revoloteo de algunas aves marinas era incesante. Aprendimos que se trataba de petreles, skúas, gaviotas cocineras y cormoranes.

Durante dos horas fuimos partícipes de una experiencia fantástica y agradecimos la recomendación de no dejar de conocer la reserva Cabo Dos Bahías en nuestro paso por Camarones.