Pablo Etchevers
Algunos fueron cazadores y hoy son guías de turismo, otros viven en torno a la actividad agropecuaria y también están los milenarios isleños, que siguen viviendo de lo que les ofrece la tierra y, por supuesto, el agua. |
Los primeros hombres
No se sabe con exactitud quiénes han sido los primeros habitantes de la región de los esteros y bañados. Lo cierto es que los indios guaraníes (que eran de tierra firme) y algunos pueblos ribereños (tanto del río Uruguay como del Paraná) fueron los primeros en internarse en estos ámbitos inundables.
Hacia el siglo XVII, los misioneros jesuitas fundaron pequeños pueblos alrededor de estas lagunas. Entre ellos se destacan Loreto, San Miguel y Concepción.
Si bien no es posible determinar si quienes hoy habitan los esteros son descendientes de sus habitantes originarios, muchos de los códigos y filosofías de vida se mantienen intactos a través del tiempo. |
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Hasta no hace mucho, quienes residían en forma permanente en los esteros se dedicaban a actividades relacionadas con la caza furtiva; los yacarés y carpinchos eran sus presas más buscadas, los cuales luego eran comercializados en talabarterías, curtiembres, puertos y aeropuertos más cercanos.
Hoy la situación parece querer cambiar, pero no es fácil, ya que siguen ofreciéndose en las grandes ciudades artículos de cuero de carpincho y yacaré. Y lo más lamentable es que siguen teniendo demanda. |
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Volver a empezar
Los abusos, y sobre todo el hecho de que ésta era tierra de nadie, llevaron a que de manera notable disminuyera la industria de cueros y pieles en toda la región del Iberá. No porque no hubiera demanda, sino porque no había más animales que “cuerear”, cuenta Don Ramiro, un ex cazador que hoy nos oficia de guía por uno de los tantos senderos que tiene esta bella reserva.
Los principios de los años ‘80 encontraron a los viejos mariscadores (la palabra hace referencia a quienes cazaban para vender las pieles) sin especies para cazar; por ello, la decisión de la provincia de Corrientes en aquellos años fue ejemplar y exitosa. En el año 1983, la Legislatura de Corrientes promulgó la ley 3.771 para crear la Reserva Natural del Iberá, la que con 1,3 millones de hectáreas se constituyó en el área más grande protegida de la Argentina. A esta siguieron otras leyes nacionales que protegieron el recurso. |
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A partir de ese momento, algunos de estos cazadores fueron convocados por la provincia para convertirse en “guardaparques”, empleando sus saberes y experiencia de baquianos al servicio de la fauna local.
Hoy, los Esteros del Iberá se encuentran nuevamente poblados de yacarés (incluso muy grandes), lobitos de río, carpinchos y ciervos de los pantanos, entre tantas otras especies que comienzan a multiplicarse.
Del mal al bien hay un solo paso y viceversa. Una pequeña línea que, si el estado argentino y sus autoridades saben aprovechar, puede darle beneficios inagotables. De eso se trata el turismo. |
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Welcome Argentina - Personas y personajes en Esteros del Iberá
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Quizá por todo esto es que es necesario día a día lograr una legislación acorde a los tiempos que corren. Las especies animales autóctonas cada vez son menos, pero no debemos olvidarnos de que el hombre también es una especie autóctona que en muchos casos lleva generaciones detrás suyo viviendo en sus mismos ámbitos. La idea del Estado de convertir a ex-cazadores en guías de turismo es un paso grande. Habrá que seguir por el mismo camino. La idea de privatizar campos, incluso con gente dentro, no sirve. La vida humana y animal nunca debe quedar dentro del perímetro de un alambrado.
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