Maimará se ubica a sólo cinco kilómetros de Tilcara. Poblado en el pasado por indios maimarás y tilcaras, hoy el lugar aún conserva vestigios y costumbres de estas culturas. Un pecado no conocerlo.
Colores inexplicables
Maimará, que en lengua indígena significa "estrella que cae", es un pequeño pueblo que se ubica en el centro de la Quebrada de Humahuaca. Aunque ciudades como Purmamarca, Tilcara y Humahuaca son mediática y turísticamente más conocidas, este poblado tiene algunos elementos que lo distinguen. Uno es la paz, tanto interior como exterior, con que viven todos los días sus habitantes. Otra, quizá la más pintoresca, es que sus montañas han sido pintadas por una mano divina.
"Las Paletas del Pintor" es el nombre terrenal con que fueron bautizados estos magníficos accidentes geográficos. Las montañas son coloridas como si hubieran sido pintadas a propósito, justo frente al pequeño pueblo.
Colores amarronados, rojizos, anaranjados, amarillos, ocres y salmones. Sólo hay que detenerse a mirarlas para intentar respuestas que nunca podrán contestar la gran pregunta que nos hacemos todos: ¿quién lo hizo?
Cementerio de película
Otros de los atractivos que pueden visitarse en Maimará son la antigua iglesia, el Museo Histórico Posta de Hornillos, la nueva y recién construida iglesia Nuestra Señora de La Candelaria. La patrona del pueblo es precisamente la Virgen de la Candelaria.
Pero lo que los visitantes encuentran más llamativo en Maimará se encuentra sobre la ruta 9 y puede ser apreciado no sólo por los que deciden entrar al pueblo sino también por aquéllos que siguen la ruta camino a Tilcara. Es un cementerio muy raro, diferente a todos los demás.
Esta necrópolis es una de las más interesantes de la Quebrada de Humahuaca. En ella sobresalen detalles arquitectónicos de comienzos del siglo XX, con partes curvas, puntiagudos y mixtas, inclusive.
Lo curioso es que el cementerio se levanta alrededor de todo un cerro, poblando de cruces, pequeñas bóvedas y hasta esculturas indefinidas su redondeada cumbre.
También llaman la atención las flores naturales que “duran toda una muerte”, como dicen quienes las preparan. Se trata de flores que están sujetas a un proceso de disecación natural que sirve para que nunca dejen de parecer nuevas.
Tradiciones ancestrales
Anualmente, para conmemorar los festejos del 26 de julio en honor a Santa Ana, se realiza una feria en la que es posible encontrar objetos de toda clase y comidas de todo tipo, pero en miniatura. Una costumbre popular presente en casi todos los pueblos de la Quebrada de Humahuaca y la puna argentino-boliviana.
La muerte tiene una relación muy particular con los lugareños, de eso no quedan dudas. Lo difícil es entender estos códigos, sin embargo. Quien se acerque a Maimará se dará cuenta rápidamente de que ellos existen.
Caminar Maimará es otro de los atractivos que posee el pueblo, con calles angostas, de piedra, y con casas de colores, una vieja estación de tren abandonada y, al fondo, el río Grande, que prácticamente no tiene agua.
De noche, el cielo se vuelve un verdadero santuario de estrellas que, gracias a la oscuridad de las noches sin luna, dejan ver de tanto en tanto estrellas que caen y que se pierden en el infinito. Y que quizás, como aquí sucedió alguna vez, caen dando forma a lugares paradisíacos pero inexplicables a la vez.