Hace aproximadamente 65 millones de años, un amplio porcentaje de vegetales y animales se extinguió de repente. Fue a finales del período Cretácico y existen diversas teorías al respecto. Algunos científicos atribuyen este evento a un proceso gradual que dio lugar a una extinción selectiva. Otros sostienen que se trató de una catástrofe, como la caída de un asteroide, que ocasiónó una extinción masiva de estas especies.
Sin embargo, estas formas de vida pasadas no desaparecieron por completo. Dejaron rastros que aún hoy maravillan al hombre: los fósiles. Estas impresiones del pasado han contribuido a respaldar la teoría de la evolución y son la herramienta principal para estudiar el pasado geológico y reconstruir la historia de la Tierra.
De eso se ocupa la paleontología. Su objetivo es estudiar todos los aspectos de la biología de las antiguas formas de vida: su forma y estructura, sus patrones de evolución, sus interrelaciones con las especies modernas, su distribución geográfica e interacción con el medio ambiente. Esta ciencia también ha proporcionado datos precisos para la localización de depósitos de petróleo y gas natural.
La Argentina ha sido cuna de hallazgos sumamente importantes en el terreno de la paleontología. Es la tierra del Giganotosauro, del Noasauro y del Titanosaurio.