En la costa atlántica de la Patagonia argentina, la población continental más austral es la ciudad de Río Gallegos. Es la capital de la provincia de Santa Cruz y centro repartidor de turismo hacia la isla de Tierra del Fuego y hacia la cordillera que separa al país de la República de Chile.
Río Gallegos se apoya en la inmensa meseta patagónica, surcada por valles transversales de oeste a este, y se encuentra a orillas del río del mismo nombre. En ese punto, el terreno desciende hacia el mar Argentino en forma escalonada y remata en el puerto poco antes de la desembocadura.
En Río Gallegos el clima es frío y seco con temperaturas bajo cero en invierno, vientos muy fuertes en primavera y agradable en pleno verano, con luz solar hasta bien entrada la noche.
El turismo se ha ido incrementando con paseos emblemáticos que permiten alejarse de la ciudad y visitar las pingüineras y el faro de cabo Vírgenes, punta Loyola o la laguna Azul, en el cráter del volcán del mismo nombre. Es posible, además, conocer la vida en las estancias de la zona, en las que se cría ganado ovino en forma intensiva y, en la ciudad, visitar varios museos que ilustran sobre la centenaria vida de Río Gallegos y sus pioneros.
Los referentes turísticos de la ciudad han llevado a cabo un avance importante en las directrices de accesibilidad para minimizar las barreras arquitectónicas y permitir así a las personas con movilidad reducida realizar actividades en forma adecuada.
El puerto pesquero de Río Gallegos es de gran importancia para la economía de la Patagonia. Permite la salida al exterior de carne congelada, lana y pieles de oveja faenada por frigoríficos. También las minas de carbón de Río Turbio utilizan esta salida.
En el puerto, las variaciones en las mareas son tan amplias que los barcos deben anclar por varias horas en Punta Loyola hasta que se dan las condiciones para ingresar y atracar en sus dársenas. Esa espera de los barcos es en sí un espectáculo digno de apreciarse.
Los ríos Penitente y Rubens llegan desde territorio chileno y al unirse forman el río Gallegos, cuyas orillas son irregulares, con barrancos en algunos sitios y playas en otros. Aguas tranquilas y fuerte correntada se suceden hasta llegar al océano Atlántico. Esto da lugar a sectores muy buenos para la práctica de la pesca deportiva, con la que se obtienen especies de truchas marrones y fontinalis. Existen guías especializados que orientan a los pescadores en cuanto a la reglamentación vigente, las zonas vedadas y las de buena pesca.
Río Gallegos se ubica sobre la ruta nacional 3, en los 51º 38 de latitud Sur y 69º 12 de longitud Oeste y a 2.636 kilómetros de Buenos Aires. Cuenta con un aeropuerto internacional con una vasta red de comunicaciones aéreas que incluye ciudades de Argentina y Chile, la Antártida y las islas Malvinas. Sirvió de apoyo para los primeros vuelos transpolares a Nueva Zelanda y Australia.
Son bien conocidas sus rutas con tramos de ripio, fuertes vientos y clima inhóspito donde se deben tomar precauciones para circular. En cambio, sus paisajes aún vírgenes, su fauna autóctona y su gente merecen una visita con cámara fotográfica en mano.
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