Al pie del Cerro El Cajón, a 5 Km. de Cafayate se encuentra la Finca Las Nubes, un paraje excepcional cercado por algarrobos, cardones, terrazas y ruinas milenarias, donde se emplazan los viñedos de José Luis Mounier.
En este particular sitio, ubicado a más de 1850 m.s.n.m., se desarrolla un vino genérico –corte de varietales – resultado de los osados viñedos de la finca, que se abren paso entre las terrazas de cultivo que alguna vez pertenecieron a los diaguitas calchaquíes.
Para llegar hasta la finca, partiendo desde la Plaza Central por la calle Ntra. Sra. del Rosario con dirección sur, se debe recorrer tres cuadras hasta la Av. 25 de Mayo, doblar a la derecha y comenzar a subir a los faldeos del Cerro El Cajón.
Se puede arribar en vehículo particular, en bicicleta de montaña o efectuando un trekking de baja dificultad por el camino de ripio mejorado; los paisajes de Cafayate que circundan esta región valen la pena recorrerlos.
En el trayecto se pasa frente a una antigua casona que data del año 1860 que pertenece a la estancia San Isidro, una de las pocas reliquias que quedan del antiguo Cafayate. A lo lejos se alcanza a ver el estilo italiano de la misma.
Más adelante se encuentra la puerta de entrada de las Ruinas del Divisadero y la Cueva del Suri, donde se logra apreciar una pintura rupestre del simbólico avestruz pequeño.
Una vez en la Finca Las Nubes se es recibido por los dueños o encargados del establecimiento, quienes enseñan el lugar, explican el proceso de vinificación y sirven los distintos cortes de vinos para ser degustados.
En la zona se puede apreciar terrazas de cultivos, restos de cerámicas y piedras con morteros comunitarios e individuales. Aún es posible imaginar la intensa labor de las mujeres calchaquíes, encargadas de moler los maíces, porotos y algarrobos recolectados.
Además se obtiene una hermosa panorámica de la ciudad con la Quebrada de Cafayate y un intenso cielo azul como telón de fondo.
Luego se observa la selección de las cepas que son utilizadas en la elaboración de los vinos de la finca. Las Nubes utiliza un riego de vertiente por goteo, tres veces a la semana, una hora por día.
Posee dos hectáreas de plantaciones, cada una con 5000 plantas. La idea de los dueños de la finca es obtener una botella de 750 c.c. por planta.
El trabajo de las viñas es absolutamente manual sin que se permita la entrada de máquinas ni la utilización de herbicidas ni fertilizantes inorgánicos. Esto asegura el carácter orgánico del vino que se obtiene.
Reparar en las viñas que aparecen épicamente entre las rocas para dar vida a su fruto de calidad excepcional, es un espectáculo único que sorprende tanto a expertos como al común de la gente.
Los jugos de las uvas son depositados en piletas de fermentación y de esta manera se obtienen los vinos. La Finca Las Nubes se caracteriza por el especial cuidado en la crianza de sus vinos, como así también en el estacionamiento de los mismos.
La bebida es depositada en barricas de roble francés durante un año. La barrica le aporta distintos aromas, firmeza y color al vino.
El varietal tinto que se obtiene en la finca incluye un 60% de Malbec, 20% de Cabernet Sauvignon y 20% de Tannat, que fueron cosechadas personalmente y en forma manual por Mounier y su familia.
Este vino es envasado sin clarificación, ni filtrado, por lo que se le encuentra sedimento en su base, conservándose de este modo bien natural.
Luego de aprender algunos de los secretos del proceso del vino se realiza la cata.
En el Tinto el resultado logrado es un vino de color rojo oscuro, casi negro que ofrece un brillo muy intenso.
Los aromas son amplios, con predominio de frutas rojas como ciruelas y cerezas, además de vainilla y olor a madera. En la boca, la presencia del Tannat, le otorga una robusta estructura juntamente con el volumen que suma el Cabernet Sauvignon. Atinadamente, el alto porcentaje del buen Malbec, suaviza los taninos y hermana naturalmente al corte con gran armonía. Es un vino de guarda que dura entre 10 y 15 años.
El Torrontés que se obtiene en la Finca Las Nubes es un vino de color amarillo con tonos verdosos. A la nariz resulta muy fresco y frutado, siendo en la boca redondo y suave con gran presencia de equilibrio.
Este blanco es ideal para disfrutarlo a una temperatura de 12º como aperitivo, con comidas livianas, pescados y mariscos.