Travesía desde El Bolsón hasta Esquel en bicicleta

Hay pocas actividades comparables con el ciclismo de montaña. Una de las travesías más interesantes para hacer en la Patagonia argentina es unir la localidad de El Bolsón con Esquel.

Se trata de una salida de cierta dificultad, dado que son 200 kilómetros de subidas y bajadas, cuatro días de cicloturismo. Para los novatos, recomendamos tomar unos días más para realizar el trayecto e incrementar el número de paradas.

Antes de arrancar hay que tener en cuenta que no cualquier bicicleta aguanta este trayecto de montaña. Es bueno contar con un rodado liviano, preferiblemente de aluminio. Se debe contar con buena ropa, botiquín de primeros auxilios y todo lo que necesario para enfrentar esta emocionante travesía.

La comida merece un comentario aparte. Existen varias despensas a lo largo del camino, por lo que no hay razón para cargar demasiado en la salida. Todo lo que se lleva pesa y debe ser distribuido de modo equitativo. Sumado a esto hay que llevar un juego de herramientas, inflador y una cámara de repuesto.

  • Nos acompaña el paisaje

    Nos acompaña el paisaje

  • Pocas actividades comparables con el ciclismo de montaña

    Pocas actividades comparables con el ciclismo de montaña

  • Un entorno majestuoso

    Un entorno majestuoso

  • Mirador del Lago Verde

    Mirador del Lago Verde

  • Esquel

    Esquel


Primera jornada

En la primera jornada cruzamos el límite a la provincia de Chubut hacia Cholila, un pequeño poblado ubicado a 70 kilómetros de El Bolsón.

Todo arranca en la plaza principal del pueblo. Hicimos dos cuadras por la avenida principal en dirección oeste hasta llegar al Automóvil Club Argentino y luego doblamos a la izquierda para tomar la ruta 40, de asfalto.

Luego de un buen rato, atravesamos la belleza de El Hoyo, un pequeñísimo poblado montado sobre un valle repleto de chacras. Ahí está el origen de los dulces más ricos del país: el centro de producción de fruta fina de El Bolsón.

A 38 kilómetros de El Bolsón, sobre la mano derecha se encuentra la entrada a Epuyén, un lugar bellísimo que se ve desde la ruta. Con lago y todo, es una buena opción para pasar la noche para quienes prefieran interrumpir la jornada. Tiene servicios adecuados para cualquier cicloturista (alojamiento, camping y despensa).

A dos kilómetros de Epuyén aparece una bifurcación. Hay que tomar el desvío a la izquierda y entrar en el ripio de la ruta provincial nº 71. A 30 kilómetros se encuentra Cholila.

Rápidamente se abandona la zona cordillerana para entrar a la estepa. Sus amarillos hacen del ejercicio un verdadero placer. Antes de llegar a Cholila se atraviesa una especie de zona fantasma, llena de edificaciones abandonadas. Como dato interesante, pueden verse las tres cabañas que alguna vez refugiaron al bandolero norteamericano Butch Cassidy.

Llegamos a Cholila a la tardecita. Lo primero que se ve es el Automóvil Club Argentino. Hay que doblar a la izquierda y recorrer 2 kilómetros para arribar al centro. Esta fue nuestra primera parada. Hay hosterías y campings, de acuerdo a los gustos de cada visitante.


Segunda jornada

Hay que despertarse temprano para comenzar a visitar las inmediaciones de Cholila antes de partir en dirección al Parque Nacional Los Alerces. Son exactamente 50 kilómetros hasta el río Arrayanes.

En el primer tramo del día unimos Cholila con el lago Rivadavia. El camino atraviesa hermosos paisajes de tambos abandonados. Por el borde del río Carrileufú los visitantes van entrando en el lago Rivadavia, espectacular espejo de aguas turquesas entre paredones de roca y vegetación.

La ruta atraviesa el acceso al parque nacional Los Alerces, hay que abonar el ingreso. Seguimos la pedaleada, que paulatinamente se fue haciendo más dura por las subidas y bajadas constantes.

A media tarde llegamos al Lago Verde, que cuenta con varias bajadas a la orilla, donde se puede tomar un descanso. En caso de necesitar alimentos, hay una pequeña despensa en el lugar.

A solo un kilómetro está el río Arrayanes, que cuenta con un camping agreste en la orilla, donde la mayoría de los visitantes pasan la noche. El río Arrayanes une el Lago Verde con el Futalaufquen, nuestra próxima parada.


Tercera jornada

Nos levantamos temprano y pedaleamos duro 40 kilómetros en dirección a Villa Futalaufquen. Apenas salimos ya estábamos bordeando el “Grande lago” (“futa” = “grande”, “laufquen” = “lago”).

El ripio intercala duras subidas y placenteras bajadas. Luego de unos 32 kilómetros, al mediodía, vimos de nuevo el asfalto justo antes de la entrada a la villa, un verdadero paraíso donde pasar la noche y descansar antes de enfrentar la última jornada de pedaleo.

Pasar la tarde en Futalaufquen es un placer, hay varios lugares donde tomar el té y relajarse. Las opciones para pasar la noche son varias.


Cuarta jornada

Madrugamos para la última parte de esta travesía. Salimos de la villa para retomar la ruta 71, ahora de asfalto. En seguida atravesamos la arcada que nos despedía del parque nacional Los Alerces y de la zona montañosa. El camino vuelve a virar en dirección este para ir a la estepa.

A los 23 kilómetros aparece una bifurcación del camino. Tomamos el camino de la derecha hasta Trevelin, pero hay que doblar a la izquierda donde la ruta va vía Esquel.

Ahí nomás, una bajada de 5 kilómetros (de ripio) ayuda a desarrollar velocidades superiores a los 50 kilómetros por hora, un tramo peligroso. Pasada la extrema adrenalina y de regreso en el asfalto, ya quedaba poco para llegar a Esquel. La aventura estaba por terminar….

Autor Gonzálo Aziz Fotografo Karina Jozami

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