En su interior se reflejan los usos y costumbres de los primeros pobladores, el tendido del ferrocarril y las actividades que dieron vida comercial a la región.
En un edificio de más de 100 años funciona el Museo Histórico Municipal de San Antonio Oeste. Los objetos que se exhiben en él representan los primeros tiempos de los pioneros que llegaron para quedarse.
Ubicado a pocos metros del mar, su fachada aún conserva el clásico estilo inglés propio de la época de su construcción y rasgos de gran valor arquitectónico. Fue hecho con madera y chapa, y perteneció a un funcionario del primer consejo de administración de la ciudad.
Recorrimos las salas para observar las piezas que nos permitieron recorrer distintos tiempos históricos. Hay un espacio para los pueblos originarios, otro para las actividades ferroviaria y portuaria; el tercero se dedica a los elementos de la vida diaria (utensilios de cocina, labranza, herramientas, vestimenta) y documentación que demuestran el gran desarrollo de los colonizadores.
En un sector aparte se pueden ver fósiles encontrados en la región, producto de las excavaciones realizadas a principios del siglo XX, cuando se generaron los primeros pueblos costeros.
El museo forma parte de un circuito histórico al que accedimos a continuación. Caminamos por el barrio ferroviario, donde aún se puede ver la vieja estación de tren y las viviendas de madera y chapa de los operarios. También puede verse una casa construida en 1908, que perteneció al médico de la época.
Llegamos entonces hasta la que fue la casa del ingeniero Guido Jacobacci, conocido personaje que tomó parte en la construcción de la línea férrea Viedma / San Carlos de Bariloche. Se le atribuyen también la planificación de diques, puentes y sistemas de riego en el valle de Río Negro. Es por ello que su nombre es reconocido en distintas localidades sureñas y calles que llevan su nombre.
El paseo nos dio una idea más cabal de los inicios de esta localidad rionegrina, que ya superó sus 100 años de vida.