Museo del Vino y la Vendimia

Basta con mirarlo desde fuera para querer entrar. El Museo del Vino y la Vendimia, declarado Nacional, es una de las joyas que atesora la ciudad de Maipú.

Declarado bebida nacional en Argentina, el vino posee encantos y atributos que lo hacen conocido en todo el mundo. Su rica historia de esfuerzo, tradición y valores deben conocerse.

Cuenta la historia que en Maipú en el año 1896 Gerónimo Bautista Gargantini, inmigrante suizo, se asoció con Juan Giol, inmigrante italiano, y ambos dieron vida a lo que sería una de las primeras bodegas de Mendoza, La Colina de Oro.

Años más tarde, las decisiones acertadas y el crecimiento económico de la bodega los llevaron a construir en un predio vecino dos chalets fastuosos que fueron bautizados por los trabajadores como “las casas patronales”, ya que en ellas vivían.

  • Una de las joyas que atesora la ciudad

    Una de las joyas que atesora la ciudad

  • El orígen

    El orígen

  • Vestigios históricos

    Vestigios históricos

  • “Las casas patronales”

    “Las casas patronales”

Antes de 1910, Giol y Gargantini construyeron sus residencias, para lo cual contrataron los servicios del arquitecto boloñés Manuel Mignani y del reconocido constructor Ricardo Ciancio, quienes dieron un estilo de villa italiana al emprendimiento, que se encontraba, tal como se lo puede apreciar hoy, rodeado de inmensos jardines.

Estas casas, pensadas para recibir gran cantidad de visitas, eran famosas por las fiestas que ofrecían y por las personalidades que se llegaban hasta allí. Mirar sus jardines y los grandes espacios destinados a la recepción nos da una idea de la época gloriosa que tuvieron y de la majestuosidad de la construcción de aquellos años. Ventanales y balcones dejaban ver qué ocurría dentro de la casa y viceversa.

La torre del mirador es uno de los elementos que se enarbola en ambas construcciones, que desde sus primeros años se encontraron dotadas de modernidad e innovación en cada uno de los materiales que utilizaron.

Cuentan los habitantes más viejos de Maipú que los chalets incorporaron el agua potable en 1910, que llegaba luego de pasar por varios filtros desde la propia bodega, lo mismo que la luz eléctrica. Por ese entonces Maipú todavía no contaba con estos servicios.

Hoy, en uno de estos chalets funciona el Museo Nacional de Vino y la Vendimia, cuyas puertas se encuentran abiertas de lunes a viernes para que los visitantes puedan imaginar y desplazarse por cada uno de los rincones de una de estas casas.

Mirando las primeras botellas con sus respectivas etiquetas, observando las primeras máquinas y herramientas caseras con las que se comenzó a dar vida a la futura industria vitivinícola o bien conociendo cada uno de los rincones de esta bella casa, las visitas guiadas que se realizan a cada hora permiten acercar la historia del vino a los miles de turistas que entran allí.

Autor Pablo Etchevers Fotografo Pablo Etchevers

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