Reta es hoy, todavía, una pequeña villa turística que posee una historia rica en anécdotas y recuerdos, que gracias a sus amplias playas continúan incrementándose año tras año con las visitas de sus turistas.
El balneario Reta lleva su nombre en homenaje a quien fuera uno de sus visionarios: Martín Reta. Este hijo de inmigrantes españoles soñaba en la década del '20 con convertir este lugar en un importante centro turístico.
La historia dice que en enero de 1927 se conformó una sociedad integrada por el propio Martín Reta y Claudio Rodríguez Otero con el fin de promover la construcción del balneario. A mediados de julio de ese mismo año se realizó el trazado urbano y Rodríguez Otero asumió la representación de la Sociedad Pueblo Balneario Reta.
Recién en el año 1929 se terminó de construir el Hotel Playa, un hotel de categoría que contaba con dos plantas, casi cuarenta habitaciones, vista al mar y algo inusual para la zona y la época: tenía un teléfono.
Meses más tarde, un 28 de noviembre de 1929, la pequeña Reta era fundada oficialmente y luego comenzaría el primer loteo. Aunque se levantó una escuela, una iglesia y se construyó la plaza céntrica de la pequeña ciudad, recién en el año 1978, con la llegada de la luz eléctrica, la ciudad comenzaría a expandirse, apenas un poco. Algo que hoy valoran sus seguidores.
Reta es un lugar maravilloso, una conjunción soñada entre el mar y el campo, donde la naturaleza se mantiene intacta y el hombre debe contemplarla tal cual es, tratando de pasar lo más inadvertido posible.
El balneario tiene las playas más amplias y extensas de toda la costa atlántica argentina y una larga cadena de médanos separa las aguas del mar de la villa turística que ostenta orgullosa el hecho de tener las aguas más cálidas del mar argentino, por recibir la influencia de una corriente cálida del Brasil.
De arenas suaves y finas, las playas son sin duda el principal atractivo de la pequeña villa turística, y gracias a ellas decenas de cuatriciclos y areneros suelen dar rienda suelta a la adrenalina a lo largo de varios kilómetros. A ello se suma la posibilidad de disfrutar de los más bellos atardeceres y amaneceres, dada la ubicación de la villa.
La pequeña villa turística de Reta presenta una abundante forestación, donde predominan los eucaliptus, que le brindan al lugar un aroma particular.
Concurrida por cientos de pescadores durante el verano, el lugar resulta ideal para practicar la pesca deportiva de costa con excelentes resultados de especies entre las que se destacan los pejerreyes, rayas, gatuzos, lenguados, corvinas rubias y negras, meros, además de grandes escualos.
Otros atractivos turísticos de la ciudad son su albúfera, el famoso barco hundido que se encuentra en la bajada de la calle 40, el río Quequén Salado, el Arroyito, la iglesia de la Sagrada Familia y por supuesto el túnel submedanal, que conecta la ciudad con el mar.
Un destino imperdible para quien quiera olvidarse del paso del tiempo y disfrutar el contacto directo con la naturaleza. Sin duda, Reta es uno de esos lugares que tiene el mundo, para alejarse del mundo.