Las Grutas: un recorrido por sus playas

Turismo en Las Grutas

Fecha 7 Dic 2012 Autor por Pablo Etchevers
Entre rocas, acantilados y muelles, una recorrida por las playas más concurridas, las preferidas de los lugareños, las ideales para pescar y las más agrestes y alejadas del bullicio.

Bajadas céntricas


Las playas céntricas de la villa, que se extienden desde la bajada cero a la séptima, ofrecen una multiplicidad de opciones, tanto desde su fisonomía como en lo atinente a servicios. En plena temporada son las que concentran la actividad de los paradores que ofrecen tanto la posibilidad de disfrutar de un refrigerio hasta la opción de sumarse a las actividades que proponen animadores o profesores de educación física, con diferentes alternativas para disfrutar y divertirse en la arena.

Con respecto al paisaje, desde lugares en los que predomina la restinga, como en las playas anteriores a la bajada 1, hasta aquellos sectores en los que manda la arena, hay para todos los gustos. En algunas bajadas, sobre todo en las primeras, hay que estar muy atento a la tabla de mareas, porque durante las pleamares la playa queda cubierta por completo por el mar, y hay que aguardar que el agua se retire para lograr un lugar en la costa. Con ofertas siempre renovadas, estas playas son las elegidas para los que aman la movida que verano a verano se instala en la villa, y que en enero se caracteriza por el entusiasmo que le imprimen al destino la visita de los más jóvenes y durante febrero es el reino de los matrimonios mayores, las parejas con hijos chicos y los grupos de amigos.


Piedras Coloradas


Estas tranquilas playas, sólo cinco kilómetros al sur de Las Grutas, se caracterizan por ser una opción alejada del bullicio en plena temporada alta y sorprenden por sus enormes rocas con destellos rojizos, que invitan a una pausa junto al mar. Ese escenario rocoso, refugio ideal para las largas tardes de relax, está compuesto por formaciones que poseen cerca de quinientos millones de años. Un mineral llamado feldespato, presente en esas piedras, es el que aporta el colorido al que debe su nombre el lugar.

Desde hace tiempo, existe en la zona un histórico parador en el que se puede acceder a todos los servicios necesarios para volver confortable la jornada, además de darse el gusto de probar algunos de los platos de mariscos. El año pasado se incorporó una nueva opción, que fue resistida por los veraneantes de "siempre", que no quieren sumar ofertas que emulen el frenético ritmo de los paradores céntricos, que ofertan su música a todo volumen, quebrando la calma del paisaje.

En la zona, al caer la tarde, es común ver a las pequeñas lanchas de pesca artesanal que regresan de su faena cotidiana, mezclando su trajín con el de muchos deportistas que arriban al lugar luego de haber desandado, trotando o caminando, la distancia que los separa de las primeras bajadas de Las Grutas.



Terraza al Mar


Rocas blancas que salpican de manera caprichosa la arena. "Terrazas" que se forman cuando un amplio sector de acantilado queda parcialmente sumergido por el ascenso de la marea y emergen lugarcitos de privilegio que invitan a relajarse y observar el mar. Éste el paisaje que reina en el balneario Terraza al Mar de Las Grutas, al que se llega tomando la avenida Currú Leuvú y adentrándose hasta el último barrio de la ciudad, accediendo luego a la costa.

Como otros sectores alejados del ritmo de los paraderos céntricos, esta una opción para los amantes del descanso y de los lugares tranquilos. En estas playas, los acantilados, de suaves declinaciones, son los que se muestran distintos según lo que indique la tabla de mareas. Si el mar se aleja porque se registra la baja, queda al descubierto la inmensa restinga, y si la pleamar reina porque el agua subió hasta su plenitud, por áreas, seguirán apareciendo las pulidas piedras, de superficies suaves e invitadoras, ideales para convertirlas en una isla personal en la que esperar, disfrutando del sol, que quede más costa disponible.

El lugar también es elegido por los fanáticos de las caminatas.

La Conchilla


A casi 70 kilómetros del balneario grutense yendo por Ruta 3 y antes de ingresar a la villa portuaria, estas playas deslumbran con su blancura. Ocurre que el dorado de la arena es reemplazado en estas costas por el color de miles de conchillas de moluscos bivalvos, que a través del tiempo, erosionadas por la acción del sol y el viento, se fueron tornando del color de la nieve y hoy conforman un lecho que se extiende cubriendo por completo la costa. Tal vez por eso estas playas cuentan con una banda sonora propia, porque la superficie cruje al caminar por ella y cuando el mar se acerca a la orilla levanta suavemente estas caracolas, que al volver a depositarse en la arena provocan un sonido único, como de cristales rompiéndose. Una particularidad que sólo se repite en otras playas del Puerto, como las de Punta Villarino. La Conchilla también es un lugar ideal para los amantes del buen pique. Tanto en el verano como en algunos feriados el parador ofrece los servicios necesarios para aquellos que optan por pasar el día al aire libre. Además, cuenta con platos en base a pescados y mariscos, oferta que se amplía si se opta por ingresar a la villa portuaria, que posee varios bodegones y cantinas.



Playas Puerto San Antonio Este


A casi 70 kilómetros por Ruta 3, adentrándose en la villa pesquera, se llega a estas playas que se extienden a ambos lados del muelle en el que opera la terminal de servicios portuarios Patagonia Norte. Ese inmenso pontón que parte en dos la costa subraya la existencia de extensas franjas con particularidades bien marcadas: hay lugares en los que la arena está oculta por un lecho de lisas y redondeadas piedras, y sectores con delicada arena.
En Punta Villarino, que conforma una curva, una colonia de lobos marinos se adueña del lugar. El área es elegida por los turistas que aman el descanso, o por aquellos que en temporada alta, durante la zafra de la fruta, llegan para apreciar el porte elegante de los barcos de altura que arriban para cargar la fresca mercancía y llevarla hacia los puertos del mundo. La gastronomía merece un párrafo aparte, porque en la villa existen varios bodegones y pequeños restó, que se caracterizan por su cocina sencilla en la que se destaca la oferta de pescados y mariscos que nunca escasean y se sirven con abundancia. En el lugar también se ofrece alquiler de kayaks y paseos embarcados, y el pueblo cuenta con una discreta oferta de alojamientos y servicios. Una opción ideal para los que buscan tranquilidad y tomar contacto con la naturaleza en estado puro.

Los Tamariscos


Es el balneario ubicado a alrededor de 200 metros del muelle de San Antonio Oeste, la ciudad emplazada a 15 kilómetros de Las Grutas a la que se accede por Ruta 2 si se parte de esa villa turística. Esta playa es la elegida desde siempre por los lugareños, que aman pasar sus veranos en "la marea", tal como se conoce a la ría que baña este sector, que también figura entre las opciones de los turistas que buscan alternativas a las costas grutenses.

Estas playas agrestes, enclavadas en el corazón de lo que antes era el barrio ferroviario de la localidad, se extienden casi a la vera de ese lugar que con su arquitectura típica de chapa y madera testimonia una actividad que dejó su impronta en el pueblo. Unas simpáticas sombrillas de paja enmarcan la costa, que un poco más lejos convive con la actividad del muelle sanantoniense, del que parten algunas embarcaciones. Cerca, además, está el sector inactivo, en el que se hallan fondeadas las viejas embarcaciones. Durante el verano funciona un kiosco y se suelen realizar actividades recreativas. También es el escenario de la Fiesta de la Marea, un popular festejo que cada verano cuenta con más participantes que se suman a los espectáculos locales, que incluyen la presencia de gastronomía típica y la elección de la reina.



Punta Verde


Es otro balneario agreste, emplazado en una zona lindera al Club Náutico ubicado en las cercanías de la costanera de San Antonio Oeste. Desde hace unos años la nivelación y consolidación del camino, la ampliación del área de estacionamiento y la colocación de cartelería mejoró su infraestructura y posibilitó que fuera descubierto por muchos visitantes, que se confunden con los pobladores locales que desde siempre optan por pasar sus tardes en este sector. Además se incorporó un parador, que durante las mañanas y tardes ofrece bebidas frescas y refrigerios y por la noche suma a su oferta platos más elaborados, tragos y espectáculos con artistas locales. En estas playas la arena es más densa y el agua de la marea desemboca formando lagunas no demasiado profundas, ideales para la diversión de los más chicos. Como en el caso de Los Tamariscos, las sombrillitas de paja que bordean la costa delimitan sectores para instalar las reposeras, y dejarse llevar por el relax.

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