
Y así, un día llegaron dos hipopótamos, macho y hembra, para adaptarse a su nueva casa, diseñada especialmente para ellos. Homero y Mafalda fueron los nombres con que se los bautizó y desde su llegada el lugar se ha convertido en un clásico de los más chicos.

Pero no llegaron solos, Mafalda estaba embarazada y dio a luz a un pequeño pero divertido hipopotamito que se dedica todos los días de su vida a imitar a su madre y a jugar con su padre. Cuando la madre bosteza, él también lo hace, cuando se sienta, también se sienta.

Los tres se están convirtiendo en una de las atracciones más novedosas que tiene el parque. ¿El nombre del pequeño? Hay que acercarse hasta su casa y preguntárselo a sus entrenadores.
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