El Noroeste argentino, tanto por su naturaleza como por la idiosincrasia de quienes lo habitan, guarda secretos para el hombre de ciudad y van a pasar siglos hasta que estos logren descubrirlos todos.
Hasta hace unos años, el boca a boca contaba que existían lugares cercanos a Salta, "la linda" donde de tanto en tanto podía verse gran cantidad de morrones colorados al costado del camino.
En realidad no eran lo que conocemos como morrones sino pimientos rojos que se usan para la producción de pimentón dulce. Las pequeñas localidades donde se observaba esto eran Cachi, Molinos, Angastaco y la conocida Cafayate.
Este fenómeno no solo continúa vigente sino que pasó a ser visto como un atractivo por los turistas así como también por las agencias de viaje salteñas que comenzaron a ofrecerlo dentro del paquete de atractivos que tienen pensados para los visitantes.
El espectáculo pasó a ser bautizado el “Pimiento tour" o el “Red tour" y gana seguidores de todas las edades que durante la época de cosecha (que se da durante los meses de marzo, abril y mayo) se acercan hasta estos campos no solo para observar este deleite para los ojos sino también para interactuar con los pobladores y sus rutinas diarias de trabajo.
Hablando con ellos se puede saber que la zona posee la aridez y la luz ideal para el cultivo de este tipo de pimientos y que gracias a ello estos poseen una tonalidad roja uniforme que mejora enormemente su precio en el mercado.
La cosecha se realiza de manera manual, por lo que el espectáculo de recolección y remoción de los pimientos pasa a ser un atractivo turístico en sí mismo. Los pequeños productores se sirven de rastrillos o palas y diseminan a lo largo de sus campos la roja cosecha.
Al igual que lo hicieron sus antepasados, el secado se hace a la luz del sol y una vez que están resecos, viene el turno de la entrega a quienes los recolectan para luego molerlos y envasar el producto.
En los últimos años, la prohibición de colorantes sintéticos y el aumento de costos afectó a los países tradicionalmente productores, por ejemplo España, y esto generó una oportunidad que está siendo aprovechada por Argentina.
Aunque la mayor parte de la producción sirve para abastecer de pimentón dulce al mercado interno, el sobrante se exporta ahora al mundo, que colorea de este rojo rubí los más destacados platos de la cocina gourmet.