Este maravilloso lugar, debe su nombre al teniente de navío Exequiel Guttero, quien, al mando del Guardia Nacional, en 1901 vislumbró una caleta que le pareció ideal para descargar materiales en vistas a la instalación del telégrafo desde Buenos Aires y denominó a esta caleta Olivia. Guttero describió su experiencia en este lugar en un informe exhaustivo entregado a sus superiores, donde dejó asentadas todas las etapas que pasó previo al descubrimiento.
En noviembre de 1901 se inauguró oficialmente la primera Oficina Telegráfica en la localidad de Caleta Olivia. La oficina se ubicó a 3 kilómetros del puerto y contó con tres empleados: Calixto A. Melzi (jefe), Arturo B. Guerra (guardahilos) y Manuel Espinosa (auxiliar guardahilos). Así, fueron ellos los primeros habitantes que se conocieron en la zona.
Como la oficina se situaba a varios kilómetros de alguna población donde conseguir provisiones, estos primeros habitantes se vieron obligados a adquirir de antemano provisiones para subsistir. Estos víveres de los que se los proveyó, en tanto eran alimentos básicos, denotaban un modo de vida austero y una importante capacidad de ahorro y organización para racionar los alimentos.
La Oficina de Telégrafos había sido construida con chapa y madera en un terreno de 3.250 metros cuadrados de superficie. Esta oficina fue hecha sobre un modelo único que regía la construcción del resto de oficinas de la línea, que se encontraban en Cabo Blanco y Bahía Laura. La construcción de dichas oficinas contemplaba no sólo la prestación de servicios sino también la posibilidad de alojamiento para los empleados.
Por estar ubicada lejos de la costa, la Oficina Telegráfica le era sumamente incómoda a todos aquellos que vivían en los alrededores de la orilla del mar. El edificio finalmente fue trasladado en 1922 a un predio sobre la costa, lugar donde siguió desarrollando sus actividades hasta septiembre de 1937, momento en el que un incendio destruyó la oficina y fue trasladada entonces a otro edificio, por entonces alquilado.
En lo económico, esta zona, desde finales del siglo XIX, ha sido muy favorable para la ganadería ovina, y el traslado de la lana se realizaba, de modo rudimentario, a través de este puerto. La ganadería y las estancias estaban por entonces en pleno crecimiento, así como la actividad petrolera, que también le dio impulso y crecimiento a Caleta Olivia, dándole además un nuevo empujón poblacional gracias a la generación de nuevos y mayores puestos laborales. Tan importante ha sido y es esta actividad para Caleta Olivia, que el trabajador petrolero tiene su propio monumento, hecho por el escultor Pablo Daniel Sánchez, que puede visitarse hoy en la intersección entre las calles Independencia, Güemes y Av. San Martín.
Terminos y condiciones
Contacto