Capilla del Monte, cuatro siglos de historia. Más de 400 años de historia en el reinado del comechingón, tendremos ante nuestra vista al arribar a Capilla del Monte. Su nombre fue tomado de un oratorio erigido en 1695 por una dama devota de San Antonio de Padua doña Lucía González Jaimes, que más tarde diera origen al de Estancia de San Antonio del Monte. En el año 1824 se forma el casco urbano de la actual ciudad, siendo San Antonio de Padua el patrono de la misma. Algunos señalan el 30 de octubre de 1585, como fecha fundacional efectuada por el colonizador Bartolomé Jaime. Los comechingones de la época histórica fueron la resultante de distintas influencias, pero las incaicas no llegaron hasta ellos y las amazónicos fueron muy débiles distinguiéndose por ello de otros pueblos del noroeste. Según algunos historiadores puede hablarse de una "verdadera ínsula etnográfica dentro de la cual se han conservado los elementos de una cultura primordial que, en cierta época, habría sido común a buena parte del noroeste argentino.” Este grupo indígena se regia por normas convencionales para realizar las pinturas rupestres, ejecutadas conforme con una ideología de carácter mágico-religioso y no con fines decorativos como se supone comúnmente. Fueron agricultores y llegaron a organizar el riego artificial. La crianza de animales domésticos estaba dada por lo que los españoles llamaron "carneros” de la tierra. También se cree que el perro les acompañaba. En cuanto a la recolección de frutos silvestres se sustentaban con algarroba, la cual recogían por los campos, esto se complementaba con chañar y otros frutos propios de la región. La caza era otra manifestación económica con especies de ciervo, guanaco, vizcacha común, hurón, zorro, la liebre de la Patagonia, iguanas y diversas aves cuya lista encabeza el ñandú.