Copahue es una ciudad termal y su famoso volcán tiene mucho que ver en esto. Rara, distinta y exótica, hay que estar un rato en ella para aprender a quererla.
Copahue es conocida por su complejo termal y por las propiedades curativas de sus aguas.
Este lugar ubicado en el norte neuquino es desde hace años el destino predilecto de varias generaciones que desde hace años visitan la zona y lo recomiendan no sólo para relajase sino también para recuperarse de todo tipo de enfermedades de la piel.
Las termas de Copahue tienen su origen en el volcán Copahue, que además de darle el nombre a la pequeña ciudad le regala estas termas milenarias aprovechadas desde hace siglos por el hombre.
Copahue tiene algunos secretos que conocen quienes han llegado a la ciudad. Uno de ellos es que, durante el invierno, es abandonada por sus pobladores porque la nieve se encarga de tapar absolutamente todo.
Sólo quedan al descubierto el centro termal y el destacamento de Gendarmería Nacional, que gracias al esfuerzo de sus hombres se mantiene “anticongelado” para servir de ayuda a toda la zona.
Cuando llegan los primeros fríos, la ciudad comienza a prepararse para “pasar el invierno”. Los hoteles, cabañas y aparts tapan sus ventanas y preparan todo para que la nieve arruine lo menos posible.
Es con la llegada de la primavera que la ciudad vuelve a nacer y comienza a descongelarse. Antes de ello, muchos habitantes de Caviahue (ciudad muy cercana) se han acercado esquiando o en sus motos de nieve para ver cómo se encuentra la ciudad nevada.
A partir de septiembre, la nieve comienza a derretirse y los colores de la ciudad y los alrededores abandonan el blanco hasta dejarlo solamente en la cumbre de algunas montañas que rodean esta ciudad, que se halla literalmente en un pozo.
El vapor del centro termal es lo primero que divisa el visitante apenas llega. Coqueta pero muy tranquila y con sus propios tiempos, Copahue deja ver sus casas de alquiler temporario, sus cabañas y, por supuesto, algunos complejos hoteleros de muy buen nivel ideales para quedarse y disfrutar la estadía.
Las termas, con sus variadas lagunas y su centro de atención de alta complejidad (con capacidad para 2.500 baños por día) logran que desde horas tempranas miles de personas se vuelquen masivamente para encontrar lo que vinieron a buscar desde tan lejos: relax, placer y, por supuesto, curaciones.
Baños de inmersión con aguas curativas volcánicas, sulfurosas y ferruginosas, hidromasajes, fangoterapia, fisioterapia, kinesioterapia, inhaloterapia, dermatología, rehabilitaciones y baños al aire libre son algunas de las prestaciones que tiene esta ciudad termal que posee un selecto grupo de profesionales y técnicos terapéuticos únicos en la Argentina y en el mundo.
Famosas por ser las que estuvieron siempre y que hace años eran disfrutadas por los pueblos originarios mapuches, las lagunas del Chancho, la Laguna Verde y la Laguna Sulfurosa (que no es apta para baños por sus altas temperaturas, mayores a los 70° C) son la puerta de entrada al complejo.
La temporada termal comienza el 15 de noviembre y concluye a mediados de mayo, cuando las autoridades provinciales y locales comienzan a darse cuenta de que es necesario adaptar la ciudad para la llegada del invierno. Para que otra vez, como lo ha hecho siempre, la nieve comience a tapar este verdadero tesoro.