El grupo humano característico de la zona fue el de los omaguacas. Con este nombre conocieron los españoles a los indígenas que habitaban la Quebrada del Río Grande de Jujuy, que también fue conocida desde aquellos lejanos tiempos como Quebrada de Humahuaca. Su nombre deriva de una leyenda aborigen que hace referencia a la cabeza que llora: ¡Humahuacac! ¡Humahuacac! Algunos historiadores, como el dr. Horacio Carrillo, sostienen, con respecto al origen del nombre, que hace referencia al lugar de enterratorios de cabezas o sepulcro de cabezas destacadas. Posteriormente, el nombre se generalizó y los arqueólogos denominaron Humahuaca a la cultura que se desarrolló no solamente en la quebrada, sino también en las tierras aledañas. Al igual que todos los aborígenes andinos, no poseían escritura, la cual era en parte reemplazada por el uso de los “quipus” que sólo podían manejar algunos funcionarios y sacerdotes del imperio. Los registros históricos de la conquista datan de fines del siglo XVI. Humahuaca es una población de calles angostas y empedradas con canto rodado, iluminación con faroles de tipo colonial y habitantes aferrados a antiguas tradiciones. Fue un centro de importancia en la época de la colonia, originado en la transformación del poblado indígena preexistente que poseía un tambo o posada de los tiempos incaicos. Su fundación hispánica por Juan Ochoa de Zárate data de 1591. Desempeñó un importante papel en su carácter de posta de correos para los expedicionarios al Alto Perú. El Gobierno de la Provincia está gestionando la incorporación de la Quebrada de Humahuaca como Itinerario Histórico Cultural de Interés Internacional, ante las autoridades de la UNESCO, destacando su valor histórico por cuanto: “A lo largo de 10.000 años, este valle andino ha sido el escenario de gran parte de los desarrollos culturales de la región y de los países vecinos de la América del Sur, en un recorrido ininterrumpido que abarca desde la instalación de los primeros pueblos cazadores, hace unos diez milenios, hasta la actualidad. En tal sentido, la Quebrada de Humahuaca ha funcionado como permanente vía de interacción, longitudinal y transversal, vinculando territorios y culturas distantes y diferentes, desde el Atlántico al Pacífico y desde los Andes a las llanuras meridionales. Camino de arrieros y caravanas en época temprana, ruta de los Incas antes de la llegada de los españoles, vía del comercio entre el Río de la Plata y el Potosí a través del Camino Real, vínculo contemporáneo entre diferentes países de la región, la Quebrada de Humahuaca ha representado y representa un camino de ida y vuelta para la interfecundación cultural, como fruto de su propia dinámica y funcionalidad, dejando a su paso resultados patrimoniales tangibles e intangibles que acreditan tanto su irrefutable autenticidad histórica como su integridad patrimonial."
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