La Bolsa forma parte del valle de Paravachasca y descansa sobre el río Anisacate. Es una villa de veraneo con poca población estable pero que multiplica su ritmo en época de verano. Las ciudades de Alta Gracia y Córdoba están a 12 y 50 kilómetros respectivamente de este lugar de descanso y recreación.
El pueblo es pequeño y todo está al alcance de la mano. Lo más característico de su terreno agreste y con ondulaciones son sus playas y su balneario. El curso de agua llega, fresco y cristalino, desde las sierras más altas sobre un cauce arenoso casi blanco. Es de muy poca profundidad salvo en algunos puntos en que, por formarse ollas, se puede nadar.
Un rasgo característico de la zona lo determina la sombra de la arboleda y los infinitos tonos de verde que acompañan en calles y circuitos aledaños.
La Bolsa y Anisacate son poblaciones contiguas que hermanan sus características urbanas. La capilla ortodoxa rusa anisacateña deslumbra por su construcción delicada, su cúpula bizantina sobre paredes de piedra y sus murales interiores realizados con mosaicos.
Además de los trekking de distintos niveles, el relieve serrano se puede encarar a caballo o en bicicleta de montaña desafiando cuestas y bosques con vegetación profusa y enmarañada. Los deportes de aventura variados cuentan con espacios adecuados para despuntar el vicio del montañismo en el sector noroeste y de actividades náuticas y de pesca en embalse Los Molinos.
Si de andar en auto se trata, el circuito serrano de Paravachasca permite conocer pueblos y ciudades escondidos entre valles y cañadones, ríos y arroyos que lo surcan. La ruta provincial 5 enhebra una serie de bellezas naturales que hacia el norte alcanza Alta Gracia y hacia el sur lleva hasta Villa General Belgrano en el valle de Calamuchita.
La Bolsa y el sector en el que está enclavado tienen mil detalles que vale la pena conocer.
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