Ubicado a tan sólo 20 kilómetros de la localidad de La Cumbre, el valle del río Pintos es uno de los lugares imperdibles de esta ciudad. Arriba, la magia de Cuchi Corral. Abajo, uno de los ríos más hermosos que tiene la provincia de Córdoba. Un lugar único.
Mucho se habla de este lugar. Hay quienes dicen que es el río más bello de toda Córdoba, y eso que esta provincia tiene ríos, arroyos y lagos casi por toda su superficie.
El valle del Pintos es un lugar excepcional por donde se lo mire. Llegar no es fácil, porque cada día que pasa el camino se encuentra más deteriorado y esto se debe básicamente a que muchos operadores realizan excursiones diariamente hacia él y no quieren que el camino se mejore. La municipalidad no posee los fondos suficientes para mejorarlo y así están las cosas. Hermoso camino, difícil aun para un auto de rally. Sólo las camionetas 4x4 lo transitan sin problemas.
Sin embargo, si el conductor se relaja y se arma de paciencia, es posible llegar hasta el mismo río y vale la pena el esfuerzo: el lugar es realmente un paraíso para pasar el día e incluso hacer noche en carpa.
Luego de transitar los kilómetros que separan La Cumbre de Cuchi Corral, llegamos a un punto donde un viejo cartel nos indica el desvío hacia el río Pintos. Hay que tomarlo y allí empieza la aventura.
Curva, contracurva, curva, contracurva, subida, pendiente hacia abajo, subida en primera, bajada tocando el freno, así se suceden las distintas secuencias de manejo, por lo que hay que ir despacio y estar atentos constantemente.
Al principio, hay que subir y hay quienes se apunan un poco. Luego de media hora de recorrido, el camino se nivela y empieza la bajada, lo mejor de este circuito ya que lentamente empezamos a observar el río cada vez más grande.
Arriba nuestro vuela algún águila o, lo que es mejor, algún parapentista que despegó de Cuchi Corral y busca térmicas para subir y así ganar altura.
Mientras tanto, ahora con un pie en el freno, seguimos bajando, tomando los últimos metros del camino hasta llegar a orillas del río. La sensación que nos invade es realmente espectacular.
De arenas limpias y grandes piedras verdes, marrones y negras, las aguas cristalinas del Pintos dejan ver perfectamente en su fondo bagres y algunas truchas que se desplazan de un lado a otro.
Hemos llegado a un verdadero paraíso natural. Levantando la vista, observamos cómo un piloto corre para luego elevarse en el cielo y así volar por sobre nuestras cabezas. Un aladelta detrás espera su turno para iniciar vuelo.
Mientras tanto, comienzo a caminar a lo largo del Pintos y observo un vado donde las aguas se aceleran y caen hacia abajo, continuando con el serpenteo del río hasta perderse en el horizonte.
Es el momento de un buen chapuzón en alguno de los pozones más profundos que tiene este bello lugar. La frescura y la belleza de este río valen la pena, aun cuando muchos prefieren dejar el auto y bajar caminando. No hay que perderse la oportunidad de disfrutar este hermoso rincón de La Cumbre.