Durante años, la localidad de
Mar Azul fue conocida por ser el último de los balnearios de
Villa Gesell. Fueron los pescadores deportivos quienes, alentados por la rápida profundidad que ganaba el mar a metros de la orilla, hicieron del lugar un pesquero famoso. Eran tiempos en que el bosque comenzaba a poblar los médanos vírgenes y así había, gracias a la sombra que proporcionaban los primeros pinos, cada vez más turistas que se animaban a llegar hasta “el final de la Villa”, como se le decía a este lugar que aún hoy pertenece al municipio de Villa Gesell. Corvinas rubias y negras, lenguados, grandes brótolas y meros, además de cazones y grandes tiburones, era posible obtener desde la costa, a tan sólo tiro de caña. O bien acercándose a las inmediaciones de las playas desoladas y ventosas del faro Querandí, lo cual se lograba con jeeps o vehículos de doble tracción. Con el correr del tiempo, fueron llegando los servicios hasta el lugar y la instalación del camping de Mar Azul logró que, además de los pescadores, miles de veraneantes se acercaran durante la temporada estival para conocer las bondades de este balneario. Lo cierto es que, en un abrir y cerrar de ojos, las cañas comenzaron a ser reemplazadas por sombrillas, lonas, equipos de mate, tejos y bañistas, que encontraban aquí la paz que Villa Gesell, amontonada de adolescentes, había perdido hacía tiempo. Hoy, Mar Azul mantiene el espíritu que tuvo desde sus orígenes y suma a ello la llegada de familias con todos sus integrantes que de distintos modos se apropian del lugar. Si bien la presencia del hombre ha hecho que la abundancia de pesca de otras épocas se halle en retroceso, Mar Azul es hoy un lugar donde unas vacaciones inolvidables esperan a todo aquél que se anime a llegar hasta allí.