Capilla en Villa El Rodeo, Provincia de Catamarca - Foto: Pablo Etchevers
La provincia de Catamarca forma parte de la región del Noroeste argentino. Sus paisajes incluyen desde valles y ciudades, hasta una importante presencia de cerros y volcanes que la hacen un destino ideal para la práctica del montañismo y la escalada deportiva.
Villas veraniegas como El Rodeo, ciudades increíbles como Belén, Tinogasta y Londres, o la belleza indescriptible de las aguas curativas de Fiambalá, cerca de Antofagasta de la Sierra, y la popularidad que ha adquirido la ya famosa Fiesta Nacional del Poncho, han hecho de Catamarca un sitio perfecto para toda la familia.
La provincia ostenta entre sus atractivos naturales a varias montañas que forman la ruta de los "Seismiles", todos picos de más de 6000 metros de altura con nieves eternas. A estos se suman lagunas de altura y los volcanes más elevados del mundo, los que año a año suman adeptos que quieren llegar a sus cumbres.
Las festividades religiosas, entre las que se destaca la de la Virgen del Valle en la capital San Fernando del Valle de Catamarca, convocan a multitudes que llegadas de todos los puntos de la provincia se encuentran para mantener intacta su fe.
Fiambalá, que en la lengua de los pueblos originarios significa "agua que penetra en la montaña", es una pequeña localidad ubicada a escasos kilómetros de la ciudad de Tinogasta. Además de su benigno microclima y su calidez, posee un condimento único que la hace ideal para visitar: sus termas.
Allí, en piletas naturales que bajan de la montaña, el agua oscila entre temperaturas que van de los 38º C hasta los 70º C y sus propiedades minerales las hacen altamente recomendadas por su poder curativo y medicinal.
Muy cerca de la capital catamarqueña se encuentra esta villa veraniega, perfecta para disfrutar un fin de semana en familia o con amigos. La variedad de actividades merece una visita.
Pueblo de Niebla o, para ser más precisos, Niquixao. Ese fue el nombre original, en lengua quechua, de la hermosa villa turística que hoy conocemos como El Rodeo y que fue fundada por los españoles en 1614.
El adobe es simplemente un material, pero en Tinogasta pasó a ser parte fundamental de la vida de sus habitantes. Y pensar que durante siglos estuvo allí y recién hoy se lo ha incorporado al turismo.
Las iglesias de adobe son las construcciones que más llaman la atención del visitante. Sus cúpulas redondeadas, sus formas y líneas, sus arcos y sobre todo su color, marrón terracota, las hacen únicas.
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