Tinogasta ¿Fiambala, Belén y Andalgala? Numerosas tribus calchaquíes, pertenecientes a la nación diaguita, poblaron los valles, quebradas y serranías de la actual Catamarca y se distribuyeron en los siguientes lugares: • Santa María: habitada por los quilmes, los tolombones, los yokaviles, los ingamanas o incamanas o encamanas y los acalianes, cerca de Amaicha. • Belén: huafines, faimafiles, culampajaos y quilmes -estos últimos junto al río Quilmiuil o Qinmiuil. Estos pueblos más otros que habitaban valles vecinos conformaban la poderosa y valiente parcialidad Calchaquí. • Andalgalá: andalgalas, tucumangastas o tucumanaos, aconquijas, mallis, huachaschis y huasanes. • Pomán: pomanes, colrenos, belichas, mutquines, sijanes y saujiles. • Tinogasta: abaucanes, pituiles, huatungastas, mayurucas y fiambalaos. La llegada de los Incas a esta región en el siglo XV hizo que las lenguas locales dejaran de usarse y fueran reemplazadas por la "lengua oficial", el quichua o quechua. Estos primitivos habitantes eran principalmente hábiles agricultores, dueños de técnicas y de una ingeniería que les permitía cultivar excelentes productos prácticamente en cualquier lugar, especialmente en plena montaña. Conocían métodos para conservar sus alimentos por largo tiempo. Sus viviendas eran de piedra, al igual que las excelentes fortalezas defensivas para tiempos de guerra como son los pucaráes y centros rituales como es el Shincal. Se vestían con prendas tejidas de lanas de camélidos y teñidas con tintes naturales, calzaban ushutas u ojotas, especie de sandalias de cuero. Se adornaban pintándose el rostro, lucían orgullosos espléndidas cabelleras, vinchas, plumas, adornos de plata, oro y hueso. Eran excelentes tejedores y alfareros de cuidadas técnicas, como las del denominado estilo Belén. El paso cordillerano de San Francisco, enclavado en territorio andino, fue poblado por indígenas cazadores y recolectores que recibieron el aporte cultural de los incas. El tránsito por este paso se intensificó cuando Juan Pérez de Zurita estableció una estrategia para dominio de la región fundando Londres, muy cercana a Copiapó en Chile. Desde allí, se consolidó el camino entre Catamarca y Atacama. Este paso fue utilizado como vía de intercambio comercial, abasteciendo a las poblaciones de uno y otro lado de la cordillera. Adquirió mucha importancia con los descubrimientos mineros de cobre y plata en el norte chileno. Con el arribo de los invasores españoles empezó una historia de sangre y fuego para las poblaciones indígenas. Diego de Almagro y Diego de Rojas, procedentes del Alto Perú, emprendieron la conquista de Chile. Después de atravesar Bolivia y las provincias de
Jujuy y
Salta, penetraron a finales de 1535 en territorio de
Catamarca por el valle de Santa María. En su recorrido, dejando de lado la quebrada de Belén seguramente por el peligro de una emboscada de los indígenas, siguieron por el cerro de Shincal hasta llegar a la actual población de Londres y, cruzando la quebrada de Zapata, llegaron a
Tinogasta y, por el paso de San Francisco, a Chile. En 1561 llegó a estas tierras Gregorio de Castañeda para reemplazar a Pérez de Zurita y decidió no sólo cambiar el nombre de Londres por Nuevo Extremo, sino que la trasladó al valle de Conando, donde actualmente se encuentra la ciudad de Andalgalá. Aprovechando esta situación, los diaguitas se revelaron capitaneados por el cacique don Juan de Calchaquí, héroe indígena. Mataron a los españoles y destruyeron la ciudad, luego de lo cual, y por unos treinta años (1562-1591), la conquista de la región calchaquí quedó interrumpida. Andalgalá tuvo su origen en un fuerte fundado el 12 de julio de 1658 y fue declarada ciudad en 1952. Belén fue fundada el 20 de diciembre de 1681 por el presb. Bartolomé de Olos y Aguilera. El primitivo y verdadero nombre de Belén fue Famayfil, no solamente del valle sino también del río que lo riega. Su traducción sería "de los cerros de atrás" o "detrás del cerro". Es hoy un centro importante de tejidos de vicuña, llama, alpaca, guanaco y oveja. Fiambala fue fundada en 1702 por Diego Frites de Carrizo. A 12 kilómetros de la ciudad hay fuentes de aguas termales que surgen a 1.570 m.s.n.m., a 54º de temperatura, y son hipertónicas, alcalinas, ricas en algas verdes con propiedades curativas. El valle de Fiambalá, también denominado “Bolsón de Fiambalá”, tiene una importante red hidrográfica que se alimenta principalmente de los deshielos de las altas cumbres del extremo septentrional del sistema de Famatina y da lugar a un cauce principal de aguas permanentes. Este valle es surcado por el río Fiambalá que drena las aguas de los ríos Chuquisca, Antinaco y Colorado hasta la localidad de Fiambalá, donde recibe las aguas del río Chaschuil - Guanchín, desde el Oeste. A partir de allí, toma el nombre de río Abaucán, corre al Sur y pasa por Tinogasta.