Historia de Ushuaia

La población de esta atractiva zona del país estuvo originalmente constituida por dos grupos aborígenes: los onas o selkman y los yamanes o yáganes.

Los selkman se dedicaban principalmente a la caza de animales y la recolección de frutos. Había dos grupos distintos de selkman: los del norte (que se dedicaban sobre todo a la caza del guanaco y del coruro) y los del sur (que cazaban mayormente guanacos).

Ambos grupos cazaban con arco y flecha, usando a sus perros como ayuda para atrapar y perseguir sus presas. En el caso de la captura de aves (que también era una actividad propia de los selkman, aunque menos habitual), se usaban trampas con lazos o garrotes. Además, en la costa recolectaban moluscos con el uso de arpones, de los que se valían para conseguir también peces y lobos marinos.

La recolección de vegetales, la cestería y las actividades de mantenimiento y cuidado de la vivienda y los niños eran actividades plenamente reservadas para las mujeres. Además, eran ellas también quienes, en las múltiples ocasiones en que decidían trasladarse (eran tribus nómades que acampaban solo temporalmente), se encargaban de organizar el cambio de asentamiento.

En 1580, la expedición de Pedro Sarmiento de Gamboa había iniciado un viaje al Estrecho de Magallanes, que culminó en un enfrentamiento entre aborígenes y españoles porque estos últimos habían tomado cautivo a uno de los naturales de la zona. Fue entonces que comenzó una relación compleja entre los oriundos del territorio y los europeos, hasta que la acción de la colonización ejercida por Europa prácticamente extinguió a los selkman, que para 1881 habían alcanzado el número de aproximadamente 2.500 habitantes.

Por otro lado estaban también los yamanas o yáganes. Ellos ocuparon las dos márgenes del Canal de Beagle y adyacentes hasta el Cabo de Hornos y, habitando una zona fundamentalmente marítima, se ocuparon sobre todo de la caza de lobos marinos.

Este territorio fue colonizado también en el siglo XIX por el bergantín Beagle, que luego le diera su nombre al canal que navegó y desde el que abordó a las tribus de yamanas. Es en este período cuando los habitantes de la zona comenzaron a recibir cada vez más expediciones europeas, que terminaron en combates y matanzas de lobos marinos que interrumpieron y alteraron sus vidas cotidianas.

En el caso de los selkman, fueron los mineros quienes, convocados por la explotación del oro en ese territorio, invadieron sus vidas, apropiándose de sus mujeres y hasta provocando matanzas que culminaron en fuertes enfrentamientos.

En 1872 nació en Ushuaia el primer niño blanco fueguino, cuando un año antes se había instalado en la zona la misión anglicana. Pero oficialmente el día del nacimiento de la ciudad se festeja el 12 de octubre, en conmemoración a que en esa fecha, en el año 1884, se instaló el pabellón de la subprefectura, gracias al arribo a la bahía de Ushuaia del comandante comodoro Augusto Laserre, quien estaba al mando de la división expedicionaria al Atlántico sur de la Armada argentina.

El 27 de junio de 1885 se nombra por decreto presidencial Ushuaia como capital y asiento de la gobernación de Tierra del Fuego. No obstante los grandes progresos de la zona, los pobladores no lograban radicarse definitivamente, por lo cual se impulsó desde el Gobierno de la nación la creación de un presidio que, gracias a sus diversos talleres, fue la institución que durante mucho tiempo (desde su creación en 1911 y hasta su cierre en 1947) cubrió las necesidades de la población, que vivía dificultadas por las grandes distancias. Más tarde, allí funcionó la Base Naval Ushuaia Almirante Berisso.

También a principios del siglo XX, la población se vio favorecida por una fuerte corriente inmigratoria de diversos lugares. Pero lo que dio un impulso definitivo a la población fue la ley de Promoción Industrial que en la década del ’70 hizo que muchos habitantes de otras provincias vieran en Ushuaia una nueva posibilidad de asentamiento y trabajo, estableciéndose con sus familias definitivamente en la ciudad y haciéndola crecer día a día hasta llegar a ser lo que hoy es: una ciudad en permanente movimiento.