A simple vista, la vieja esquina parece una especie de pulpería o almacén de ramos generales que el avance del tiempo dejó olvidada. Pero basta con traspasar la puerta de entrada para darnos cuenta de que estamos en el paraíso de los amantes del queso.
Los grandes protagonistas del lugar son ellos y toman vida en cualquiera de sus tamaños, colores, formas y sabores, aportándole al lugar además de un aroma irresistible, una imagen única donde es imposible separar el presente del pasado.
La sensación se vuelve evidente, aquí no solo se venden quesos y salamines, sino también historia. Rodrigo y Victoria, los hijos de Teresa, junto a sus empleados se encargan de asesorar haciéndole probar a cada cliente las delicias que elaboran los cuatro tambos que trabajan para ellos.
Les enseñan incluso las diferencias entre los quesos y su clasificación según las pastas en blandas y duras. Y por supuesto, aseguran orgullosos que “todo este lugar es obra y sacrificio de mamá”. Mamá es Teresa Inza, una de las habitantes más soñadoras y creativas que tiene la hermosa ciudad de Tandil.
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http://www.welcomeargentina.com/tandil/epoca-quesos.html