En este área natural se protege la continuidad de vida de una especie de ave marina que llega todos los años a las costas argentinas para desarrollar su ciclo reproductivo.
Si bien la Reserva de Punta Tombo está retirada de Camarones, es uno de los paseos más requeridos por los que recorren la zona, ya que es uno de los espectáculos más fascinantes de la naturaleza.
Decidimos viajar en nuestro automóvil hasta la pingüinera en las primeras horas de un espléndido día de sol de mediados de primavera. Transitamos por la ruta de ripio y tomamos las precauciones del caso mientras contemplábamos ese sector árido e inhóspito.
El ingreso a la reserva nos conmovió por la incontable cantidad de pingüinos que anidaban allí y vivían sus vidas con naturalidad, ajenos al movimiento del público.
Acompañados por un guía local, recorrimos la colonia y observamos el terreno plagado de cuevas y la actividad que desarrollaban estas aves. Mientras algunas excavaban sus cuevas, otras se trasladaban de un lado al otro detrás de sus pichones, peleaban por su territorio o se dirigían al mar en busca de alimento.
En esas cavernas ubican sus huevos y, al nacer, crían sus pichones. Nos comentaron que el macho es algo más alto que las hembras y que estas, a comienzos del mes de octubre, ponen los huevos, que necesitan 40 días de incubación. Ambos padres cuidan el nido y de sus crías en forma conjunta.
Punta Tombo se define como una saliente de unos 3 kilómetros de largo hacia el mar y un ancho de unos 600 metros, en la cual las playas están compuestas por arena, arcilla y pedregullo. Los pingüinos concurren constantemente a ellas para zambullirse en el mar y conseguir las anchoas y pequeños calamares con que se alimentan.
“La reserva era propiedad de la estancia La Perla y sus dueños Luis y Francisco La Regina la donaron al gobierno de Chubut para designarla como área natural protegida”, nos explicó el guía.
Pero los pingüinos no son los únicos habitantes del ecosistema costero, otras aves marinas han elegido también este espacio para desarrollar su vida en forma tranquila. Las gaviotas cocineras grises, las skúas, los cormoranes (real y de cuello negro), el pato vapor y varias especies de gaviotines y petreles nidifican en el sector.
La reserva Punta Tombo es un destino turístico en sí mismo. La inusual concentración de avifauna y la facilidad de observación son atractivos poderosos para los miles de visitantes argentinos y extranjeros que llegan cada temporada.
En el viaje de regreso hacia Camarones, estábamos cansados pero satisfechos por el largo recorrido por rutas desérticas, ya que perduraba en nosotros el recuerdo grato de esas aves de peculiar andar y plumaje similar a un traje smoking.