"¡Vamos al balneario!", es la frase más escuchada, ya que la extensa ribera promete espacio para deportes, un buen chapuzón o simplemente un momento de relajación en una reposera.
En Chajarí los espejos de agua se multiplican: en sus recursos termales, en las playas del lago Salto Grande y también en cada arroyito que cruza los campos sembrados de cítricos. El balneario camping Ciudad de Chajarí es el más elegido tanto por locales como por visitantes.
Decididos a llegar hasta el balneario, tomamos la avenida 26 de Mayo para salir de la planta urbana. Encontramos una larga playa plagada de bañistas en la orilla del inmenso lago de la represa.
Diversos grupos de hombres, mujeres y niños de cara al espejo de agua tomaban mate o simplemente charlaban. Hicimos lo mismo, pero instalamos nuestras silla plegables en un espacio un poco más alejado del agua, para aprovechar la sombra de un arbusto.
El calor imperante hizo que nos sumergiéramos en las aguas del lago varias veces y, por supuesto, utilizamos nuestras ojotas, ya que el calor de la arena no se soportaba debajo de los pies. Además, el fondo del lago es de ripio y se camina más seguro con calzado puesto. Improvisamos un partido de paleta algo más lejos, para no importunar a los otros con algún tiro imprudente.
Notamos que el lugar era agradable, muy tranquilo y a la vez con mucha actividad, ya que cada sector permite que se desarrollen varios deportes tanto en tierra como en el agua. El campìng tiene buenas instalaciones con canchas de voley, tenis, fútbol, etc. Además del sector de carpas y casas rodantes, cuenta con bungalows y servicio adecuado para una estadía cómoda.
Al atardecer, cuando los colores de la naturaleza fueron tornando a suaves tonos pastel, nos sumamos a un grupo de jóvenes que, guitarra en mano, entonaban canciones conocidas del repertorio entrerriano. Chamarritas, ritmos de chamamé y polcas rurales sonaron en instrumento y voz y se fue sumando gente para cantar o hacer palmas. Sentimos que además de ese paisaje tan fuerte que nos envolvía, allí estaban presente las costumbres arraigadas de su gente.
Prácticamente se había hecho de noche cuando decidimos regresar, con la piel tirante por el exceso de sol. A la vez, creímos haber comprendido el porqué del orgullo chajariense por ese lugar paradisíaco que es su balneario camping: forma parte de su agenda cotidiana.