El Dr. Troels M. Pedersen era un abogado dinamarqués, amante de las plantas, que había heredado unas tierras en la lejana Sudamérica. Con el tiempo, y ya convertido en una eminencia mundial de la botánica, decidió afincarse en sus estancias de Corrientes: Santa Teresa y Santa María.
Su propósito fue donar estas propiedades al Estado con la única condición de que se usaran para crear una reserva natural. Así surge, en el año 2001, el Parque Nacional Mburucuyá.
Con una superficie de 17.660 hectáreas, el excelente estado de sus características naturales, representativas de los ambientes del noroeste correntino, convierten al Mburucuyá en un importante refugio para la flora y la fauna nativas.
Ocupados originariamente por los guaraníes que cultivaban maíz, calabaza y mandioca, entre otros vegetales, estos territorios, a partir del siglo XIX, se dedicaron a la ganadería, la agricultura y la explotación forestal. Sin embargo, los establecimientos de Pedersen practicaron una actividad ganadera de baja intensidad, cultivos escasos y no modificaron los bosques nativos. De esta manera, Pedersen mantuvo casi intactos los ambientes naturales, donde tampoco se permitía la caza de animales silvestres. Y no sólo los protegió sino que también se dedicó a estudiarlos, concluyendo sus investigaciones en un inventario florístico de 13.000 especies, algunas de ellas nuevas para la ciencia.
Su alta biodiversidad se debe a la confluencia de tres regiones: la chaqueña, el espinal y la selva paranaense.
En las partes altas, al norte, se encuentra un mosaico de densos bosques, palmares, pastizales inundables y pajonales que bordean los esteros, todos componentes del Chaco oriental. El quebracho colorado chaqueño y el blanco, junto al urunday y al viraró, son las especies que distinguen a estos bosques. En cambio, en las zonas más bajas predominan los algarrobos, acompañados de talas y palmeras de caranday.
La variedad de los ambientes acuáticos se expresa en los esteros, bañados y los típicos embalsados, que cubren tanto los pequeños riachos y lagunas como los extensos Esteros de Santa Lucía.
Extendidas por toda la zona central, las lagunas de forma circular están inmersas en bosques húmedos. Propias de la selva paranaense y dispersas en un paisaje abierto, conforman isletas de monte o mogotes. En ellas crecen árboles típicos como el alecrín, la palmera pindó y la caña tacuaruzú. Antes de la primavera, los mogotes se colorean con el rosado de los lapachos en flor y a fines del verano, los timbós muestran sus renegridos frutos en forma de oreja, que contrastan con el verde resplandeciente del laurel.
La región del espinal mesopotámico está formada por bosques xerófilos, bajos y espinosos, palmeras de yatay, estepas de gramíneas y pajonales.
El Parque Nacional Mburucuyá conserva también varias especies animales en peligro de extinción como el aguará guazú, que es un zorro de patas largas, el lobito de río y los yacarés negro y overo. La mayoría de estos vertebrados grandes desaparecieron por la caza, al igual que los carpinchos y los coipos, que todavía pueden encontrarse en la reserva. En los montes habita el mono aullador o carayá, generalmente visto cerca de los caseríos.
La confianza de algunos mamíferos los lleva a acercarse al camping, como un ciervo que habita el área llamado corzuela parda o guazuncho, que suele pastar en el área de acampe. Otra clase, más relacionada al ambiente acuático, es el ciervo de los pantanos, que se puede ver en las cercanías del Estero Santa Lucía.
Esta extensa superficie de agua presenta una desarrollada ictiofauna, integrada por dorados, surubíes y viejas del agua, entre otras clases de peces.
Asimismo, la multiplicidad de aves facilita la observación de las especies que ocupan los pastizales, bosques y selvas, como así también las que poseen hábitos acuáticos. Entre ellas se destaca el llamativo yetapá de collar, cuyo nombre en guaraní hace referencia a las plumas de la cola que tienen forma de tijera. Capuchinos, corbatitas y comedores de semilla, vuelan en bandada por la sabana. Estas poblaciones también se encuentran en peligro porque los pastizales están siendo reemplazados por plantaciones de pino.
Por sus graciosos palmares, la forma de sus lagunas, los cambiantes esteros y la variedad de su vida silvestre, el Parque Nacional Mburucuyá es uno de los paisajes más atractivos del litoral argentino.
El Parque cuenta con un sector de campamento agreste y, cercano a él, se encuentran dos senderos de interpretación.
• Sendero peatonal Yatay: excelente punto panorámico para apreciar palmares de gran altura y toda la extensión del Estero Santa Lucía. También permite observar resabios del manejo agropecuario histórico y los modos en que se recuperaron espacios naturales. Al final de la senda hay un muelle donde se aprecian cigüeñas, gaviotines, y, con suerte, lobitos de río y ciervos de los pantanos.
• Sendero Aguará Popé: ideal para grupos de escolares. Muestra palmares jóvenes, extensos montes de laurel y toda la fauna asociada a las lagunas del sector.
Parque Nacional Mburucuyá
Casilla de correo 1
(3427) Mburucuyá - Corrientes - Argentina.
Tel.: 54 037 8249802 / 498148.
E-mail: mburucuya@impsat1.com.ar; mburucuya@infovia.com.ar
Fuentes bibliográficas:
Erize, F.; Canevari,M.; Canevari, P.; Costa,G. y Rumboll, M. "Los Parques Nacionales de la Argentina y otras áreas naturales" Ed. INCAFO. Madrid, 1981.
Página oficial de la Administración de Parques Nacionales www.parquesnacionales.gov.ar