Eldorado es una ciudad misionera que invita a disfrutar de sus cualidades tanto de día como de noche. Su centro comercial, su puerto frente al río Paraná y su costanera son parte de un recorrido obligado para conocerla mejor.
Al estar en ella, no hay ninguna duda de que nos encontramos en una ciudad de Misiones. El aire que se respira es difícil de explicar, hay que sentirlo, pero es una mezcla de calor constante y aroma a frutas tropicales imposible de olvidar.
Eldorado conjuga la presencia de la selva misionera con quebradas, montes y pequeñas serranías que hacen ondular este paisaje. La primavera es la estación más húmeda del año.
Se la conoce como "la ciudad de la calle larga", ya que el pueblo se desarrolla a lo largo de varios kilómetros que brindan la posibilidad de ir conociendo sus distintos barrios si nos trasladamos en auto o en moto, el vehículo preferido por los vecinos para sus rutinas diarias.
A orillas del caudaloso río Paraná se encuentra el parque Schwelm, al cual se vuelcan muchos habitantes de la ciudad a la hora de la siesta o bien los fines de semana para disfrutar del aire libre en las áreas recreativas que propone este gran espacio verde.
Eldorado lo fundó el 29 de septiembre de 1919 Adolfo Julio Schwelm, quien nació en Frankfurt, Alemania.
Este pionero ideó la forma para que en esta pequeña urbe comenzaran a desarrollarse la agricultura y la industria maderera, lo cual atrajo a otros europeos que rápidamente se instalaron y comenzaron a progresar. Entre estos había alemanes, holandeses, suizos, italianos, daneses y polacos.
El parque Schwelm contiene un vivero municipal y la Casa del Fundador, convertida hoy en Museo Municipal. Vale la pena recorrerlo. El paseo nos lleva a la tumba donde se encuentra este gran hombre, un personaje que dejó su Alemania natal para tejer aquí su propia historia y se enamoró perdidamente de la provincia de Misiones.
Eldorado cuenta con una gran cantidad de escenarios naturales donde disfrutar de la vida al aire libre. Estos brindan la posibilidad de acampar a orillas de arroyos y ríos, ideales para pescar, o bien de disfrutar durante el verano de las bondades de distintos saltos de agua que le aportan frescura a los 30 grados constantes que tiene la ciudad.
Entre sus campings más destacados están el Piray Guazú, el Faubel (ubicado en el arroyo Piray Miní) y La Playita, todos ideales para disfrutar en familia y mimetizarse un rato con estos paisajes de ensueño.
A minutos de la ciudad, los saltos de agua Elena, Küpper y Pomar resultan irresistibles y muestran la rutinaria humedad que posee esta región selvática, aunque por momentos estos cursos interminables de agua permanezcan escondidos a la vista humana.
El paseo Costanera, a orillas del río Paraná, es para muchos la parte más linda de esta ciudad. Allí, además de monumentos y otras esculturas realizadas por artistas locales, las barrancas naturales permiten apreciar este paisaje con vistas panorámicas fascinantes.
Son estos paisajes los que seguramente lograron que personas nacidas a miles y miles de kilómetros eligieran esta bella ciudad misionera para hacerla grande y conocida en todo el mundo, aunque nunca se haya encontrado el tesoro que los trajo hasta aquí (de estas leyendas y mitos surge el nombre de “Eldorado”).
O quizá sí. Tal vez el verdadero tesoro era el paisaje y esta prodigiosa tierra colorada que dio vida a todo aquel que se esforzó por habitarla y hacerla suya.