La Estancia de Jesús María se encuentra cuatro kilómetros al norte de la Estancia de La Caroya. Vale la pena la visita.
La Estancia de Jesús María se encuentra a solo 4 kilómetros al norte de la Estancia de La Caroya, siguiendo siempre por la Ruta Nacional 9 en la provincia de Córdoba. Su ubicación no es fortuita: por allí pasaba el camino Real hacia la capital del Virreinato. En sus tierras se originó la actual ciudad cordobesa de Jesús María.
En 1618, los jesuitas adquirieron por ocho mil pesos, las veinte mil cepas de viñas, el molino, 250 vacas, 25 bueyes y 30 cerdos de la Chacra de Guanusacate, nombre con el que designaban a esas tierras los indígenas sanavirones.
En 1620, rebautizada con su actual nombre cristiano, este segundo emprendimiento productivo de la Compañía de Jesús concentraba a los aborígenes que eran asalariados y a cerca de trescientos esclavos, comprados en el puerto de Buenos Aires, que llevaban la mayor carga de trabajo.
Como era de esperar, en la finca no sólo se hablaba el latín, el español y el italiano, sino también las lenguas aborígenes y africanas.
Mitad monasterio y mitad factoría, los ranchos destinados a los indios y a los esclavos fueron cambiando por las construcciones de ladrillo, piedra y teja, características de la Orden. El patio central cerrado en dos costados por un claustro de dos niveles, las amplias galerías, los arcos de medio punto, cierran el estilo propio de la Compañía.
La iglesia, de fachada sobria y nave única abovedada, muestra en su interior una importante cúpula central ornamentada con relieves que denotan las manos de los artistas aborígenes. Junto a la sacristía, la elegante espadaña de piedra completa la arquitectura de la finca.
La producción vitivinícola de la Estancia de Jesús María alcanzó tal grado de calidad y desarrollo, que su fama trascendió las fronteras y se prolonga hasta nuestros días. El lagrimilla, exquisito vino elaborado allí, era de un sabor tan singular que lo llevó a convertirse en el primer vino americano degustado en la mesa real de Felipe V en Madrid.
Luego de la expulsión de la Orden, la Estancia de Jesús María pasó a manos privadas hasta que en 1941 fue adquirida por el gobierno nacional y declarada Monumento Histórico. A partir de 1946, funciona como Museo Jesuítico Nacional, recreando las condiciones originales del emprendimiento.
En la planta baja de la estancia, lugar donde se elaboraba el famoso vino, hoy se encuentra una profusa colección de piezas arqueológicas de la zona. Un recorrido por las salas muestra imágenes religiosas, crucifijos, litografías, monedas y medallas, hasta llegar al tesoro jesuítico de Jesús María: la Inmaculada de madera, el Cristo de la Paciencia, los querubines legados por los guaraníes y otras tallas de impactante contextura americana.