A 38 kilómetros de Villa General Belgrano es posible conocer un lugar inolvidable y paradisíaco ubicado en la falda oriental de las Sierras Grandes de Córdoba, llamado La Cumbrecita.
Este bello lugar de descanso y recreación, ideal para disfrutar en familia o en pareja, se ubica a 1450 msnm. Se trata del pueblo más alto de la provincia de Córdoba.
La Cumbrecita comenzó su desarrollo en el año 1934 en la absoluta soledad de las montañas, ríos y arroyos cristalinos en una zona tan agreste como privilegiada por sus condiciones naturales. Hoy en día, demuestra a sus visitantes que continúa con las huellas de una firme tradición innovadora, pues es el primer pueblo peatonal de la Argentina.
Para llegar a esta singular localidad, se puede contratar una excursión en una agencia de turismo de Villa General Belgrano o simplemente ir con un vehículo particular.
En ambos casos hay dos opciones para arribar a la región. Una es desde la pileta pública por el camino enripiado con dirección al Cristo Grande, pasando por Athos Pampa, Intiyaco, Villa Berna hasta La Cumbrecita. La segunda opción (más utilizada) es desde la Colonia S.E.T.I.A. con dirección a Los Reartes por asfalto y desde allí a Villa Berna por ripio hasta La Cumbrecita.
Quienes decidan llegar en vehículo particular deben saber que La Cumbrecita no cuenta con estación de servicio, por lo que es recomendable controlar el combustible, aceite y neumáticos antes de partir de Villa General Belgrano.
Si se opta por conocer la localidad a través de una excursión acordada con una agencia de turismo, basta con relajarse y disfrutar del viaje mientras el guía enriquece con datos históricos y geográficos los distintos sectores que se van atravesando.
El viaje
Realizamos la primera parada en la localidad de Los Reartes. Allí conocimos la capilla de la población, en la que se encuentra una imagen de la Virgen María Inmaculada.
Descendimos del transfer para observar mejor la centenaria construcción y pudimos ver que su estilo presenta una fuerte influencia indoamericana, por la activa participación de los comechingones en su construcción.
Entre las reliquias que vale la pena destacar, se encuentran el portón de entrada de quebracho colorado, el reclinatorio tallado frente al altar, el sillón del obispo, el misal y la pila de agua bendita, todo original.
Continuamos la marcha siempre ascendiendo y pasamos por una zona de gran forestación de pinos, acacias negras, siempre verde, chañares, algarrobos y eucaliptos.
Al costado del camino de ripio se ven las pircas construidas por los comechingones. Estos paredones de piedras encastradas delimitaban los territorios entre las tribus; en la actualidad varios son utilizados como corrales. Es posible que se crucen algunos animales representativos de la fauna autóctona como zorros, liebres y perdices.
Tras recorrer un total de 38 kilómetros, el transfer llegó a los 1.450 m.s.n.m., donde está enclavado el pueblo peatonal. Dejamos el vehículo en la entrada y seguimos a pie.
La Cumbrecita
Comenzamos a transitar por la pintoresca aldea de estilo alpino. Los habitantes del lugar nos dieron la bienvenida e indicaron los senderos a seguir para disfrutar al máximo de la experiencia.
Ingresamos al centro de La Cumbrecita, donde varios locales de artesanías, restaurantes y comercios están dispuestos para atender con la mayor calidez a los potenciales clientes.
Transitamos 200 metros y doblamos a la izquierda para seguir por los distintos sectores del lugar. Pasamos por el destacamento policial y luego por una plazoleta que posee un tablero de ajedrez de un tamaño considerable.
Más adelante, cruzamos la Plaza de los Pioneros y luego la característica fuente de madera de roble de los bomberos. Continuamos la marcha. El guía nos explicó la historia del lugar mientras pasamos por el punto más alto de La Cumbrecita.
Al final de la calle Liesbeth, encontramos una hermosa olla natural de ocho metros de profundidad formada por el arroyo Almach. Este sector es utilizado como balneario durante el período estival.
Luego ingresamos en el museo de la localidad, donde encontramos fotos y elementos que fueron testigos de los primeros pasos del lugar. Otro lugar que visitamos es el cerro Wank, de 1.715 metros. Para acceder a este sector transitamos por un sendero que nos demandó una hora de caminata. En la cima se logra una de las vistas más bonitas del Valle de Calamuchita y del sector periférico de La Cumbrecita, donde se observa la presencia de jotes, cóndores y halcones.
No hay que dejar de visitar la capilla de la localidad, construida por los propios habitantes en el año 1967. Al ingresar se puede apreciar que es de carácter ecuménico, más allá de la imagen del Cristo que marca fuertemente el acento en la fe católica.
Al salir de la capilla, seguimos los carteles anaranjados que nos guiaban por un sendero hasta una hermosa cascada de agua de unos 18 metros de altura.
Antes de regresar al centro, pasamos por la Casita de Té de La Cumbrecita, donde se pueden probar exquisitas tortas vienesas.
Así finalizó el paseo por La Cumbrecita, uno de los lugares más selectos del país, enclavado en una magnífica región serrana.
Datos históricos y geográficos suministrados por la Of. De Turismo de La Cumbrecita