Enclavada entre cerros del valle de Paravachasca se encuentra La Serranita, una población pequeña y apreciada por quienes aman el aire serrano. Dista cincuenta kilómetros de Córdoba capital y veinte de la ciudad de Alta Gracia.
El río Anisacate bordea esta población de terreno ondulado y de vida muy apacible. Sus costas albergan varios balnearios y espacios para veranear en familia, sentir la sombra de sus sauces añejos y refrescarse en su cauce cristalino y arenoso. Solo hay que estar atento a las lluvias que acontecen en las sierras altas ya que, en pocas horas, producen crecientes, con el riesgo de ser arrollados.
En las inmediaciones del pueblo, la Cascada de los Helechos muestra sus aguas transparentes, los escalones, rocas y paredones que el río Anisacate desarrolla en gran parte de su extensión. La vegetación apretada le sirve de marco a este lugar natural y majestuoso.
Las caminatas por los cerros aledaños son parte de las actividades habituales y, además del ejercicio que suponen, acercan a paisajes serenos y de gran belleza. Cuando se asciende a las sierras vecinas, La Luisa y La Cruz, se obtienen hermosas vistas panorámicas y se percibe el perfume de la vegetación frondosa imperante. Los senderos tienen distintos desniveles y grados de dificultad.
El embalse Los Molinos se encuentra suficientemente cerca como para despuntar el vicio de los deportes acuáticos. Además, la cercanía con Alta Gracia permite disfrutar de su cultura e historia reciente.
Desde sus inicios, todos estos atributos trajeron aparejada la instalación de varias colonias de vacaciones. Posteriormente, la construcción de cabañas y hosterías, camping y casas de comida ampliaron los servicios con la atención personalizada de los lugareños.
En la actualidad, las bondades del clima y el aire puro de este paraje mediterráneo hacen que se lo siga escogiendo y visitando cada verano.
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