Un breve recorrido conecta las cálidas aguas del balneario con la pujante ciudad portuaria de San Antonio Oeste, con algunas paradas en ámbitos naturales atractivos.
En verano, Las Grutas es un lugar para disfrutar de la playa, el sol y los entretenimientos que se desarrollan en distintos sectores de los balnearios. Es, además, el punto de partida de un recorrido interesante que tiene a San Antonio Oeste como línea de llegada.
Finalizaban nuestras vacaciones del mes de enero; luego de participar de la Fiesta Nacional del Golfo Azul y su característica “salmonada” popular servida en las calles, decidimos llegar por la costa hasta San Antonio Oeste al día siguiente.
Por la mañana temprano, tomamos la costanera hacia el norte con rumbo al paraje La Rinconada. Pasamos por las diferentes bajadas que convergen en la playa y por un lugar agreste con su mirador, donde habitualmente los pescadores lanzan sus cañas al mar.
Seguimos la ruta y a los 4 kilómetros conocimos Los Álamos, donde observamos un apostadero de aves migratorias que llegan allí para descansar, reproducirse y alimentarse. Pocos kilómetros más adelante, tomamos el camino hacia el este, hacia San Antonio Oeste.
Esta ciudad pesquera nos recibió con sus barcazas y buques amarrados en el puerto de aguas profundas. Su particularidad es que, dada la marea amplia, las embarcaciones quedan varadas durante la bajamar y salen en la pleamar hacia el océano.
Los lobos marinos apostados alrededor de los muelles y barcos participan de las faenas de los pescadores y reciben de ellos su comida diaria. Enormes galpones de acopio complementan el área portuaria.
Dimos una vuelta corta por los alrededores, donde aún se conservan algunas casas ferroviarias. Estas casas indican la presencia de los trenes en un pasado algo lejano, cuando inmigrantes y colonos europeos le dieron impulso comercial a la región.
La Mar Grande es el nombre de uno de los más populares balnearios de San Antonio Oeste. Hasta allí llegamos para disfrutar sus playas extensas, de declive suave. Cuando cae la tarde y los bañistas se despiden del lugar, llegan aves como los chorlos y playeros y, en algún momento del año, se ven flamencos.
Desde Punta Delgada hasta Las Grutas, una sucesión de playas recibe a los adoradores del sol y a los pescadores. Se puede pescar en cualquier momento del año y los mejores pejerreyes, lenguados, rayas y chuchos se dan en este sector. Solo hay que conocer en qué momento sale cada especie y con qué carnada conseguirlos.
De regreso a Las Grutas, conocimos un parque submarino que se encuentra en una punta rocosa, en cuyo fondo existe una rica flora y gran variedad de peces. Allí se practican inmersiones de bautismo y buceo profesional y científico.
No es necesario alejarse demasiado del balneario para conocer nuevos confines marítimos. Fue un final de vacaciones de total esparcimiento y con mucho para contar a nuestro regreso.