De aspecto sencillo, con arterias anchas y sólo unas pocas asfaltadas, este pueblo marítimo recibe a aquellos turistas deseosos de pasar unas vacaciones sin apuros.
Desde la ciudad de
Miramar, se ingresa a
Mar del Sur por una de sus pocas calles con solado asfáltico hasta localizar el centro urbano. Cuatro manzanas componen la plaza principal, sobre la cual descansan una capilla y los edificios de la policía provincial y la delegación municipal. La distancia hasta la costa es de unos ochocientos metros y eso es debido a que en su fundación fue necesario alejar la población de los fuertes vientos marinos. Por la avenida 100, sobre la cual están asentados muchos comercios y servicios, llegamos hasta la costanera y la playa. Una hilera de frondosos arbustos acompaña el paseo costero y separa la parte construida del mar. Muchas residencias particulares muestran su arquitectura original y existe una casa cuyo dueño tachonó paredes, pisos y mesas de jardín con millares de valvas de moluscos reunidas en la playa. Se la conoce como la Casa de los Caracoles.