Es una alternativa para cuando el día no está para hacer playa. Ideal para la pesca deportiva del pejerrey y los deportes náuticos, la Sauce Grande se encuentra a solo 7 kilómetros de Monte Hermoso.
A tan solo 7 kilómetros de la ciudad de Monte Hermoso se encuentra un verdadero paraíso para la pesca deportiva del pejerrey y para los amantes de los deportes de agua y viento: la laguna Sauce Grande.
Este espejo de agua de 700 hectáreas es para los amantes de esta especie uno de los santuarios que tiene la provincia de Buenos Aires y logró dar a sus habitúes verdaderos trofeos que llegaron a superar los 2 kilogramos y los 70 centímetros de longitud.
Si bien la temporada invernal es la que convoca a miles de pescadores llegados de todo el país, también es uno de los sitios preferidos para disfrutar de un asado o bien para pasar un día al aire libre junto a la familia durante la temporada de verano, cuando los días no son de los mejores para “hacer playa”.
Sus parrillas y distintos espacios verdes, cuidados hasta el mínimo detalle por el actual concesionario, permiten al visitante disfrutar de un día de campo con laguna incluida, con la posibilidad de salir a remar en alguno de los botes que allí se alquilan, de caminar por la orilla o intentar la pesca de costa del pejerrey.
Tal es la cercanía y el cómodo acceso a la ciudad de Monte Hermoso, que muchos deportes de agua y viento como el windsurf y ahora el kitesurf ganan protagonismo en la laguna cuando las condiciones del mar no son las más recomendables y seguras.
Cuando esto ocurre, el camino que la separa de Monte Hermoso es copado por vehículos 4x4, por los colores fluorescentes de las velas y tablas, y por una movida de jóvenes que se acercan hasta la Sauce Grande para “salvar” la jornada y sobre todo para vivir un día distinto.
Por todo lo antes mencionado, la Sauce Grande (o “La Sauce”, como le dicen los que ya la conocen) es perfecta para cambiar playa por laguna durante algunos de los días que dura nuestra estadía.
Sus atardeceres son realmente perfectos, a tal punto que muchos de los vecinos estables de la ciudad saben que no hay mejor lugar que la laguna para tomar mate cuando el sol comienza a guardase hasta el otro día.
Vale la pena conocerla.