Algo alejados de la ciudad pero de valía internacional, la famosa Cueva de las Manos y Piedra Museo son sitios emblemáticos por las evidencias de vidas pasadas que reúnen.
La desértica meseta patagónica entrega sorprendentes atractivos y entre ellos algunos yacimientos arqueológicos que permiten entender la presencia de aborígenes en el pasado. Desde Pico Truncado tuvimos la ocasión de acercarnos a la Cueva de las Manos y a Piedra Museo.
Cueva de las Manos
Nos dirigimos al Centro de Interpretación del cañadón del río Pinturas para entender de forma científica cómo vivían otros pueblos. La visita guiada a la Cueva de las Manos transcurrió a lo largo del río por una pasarela pegada al paredón de roca, con desniveles constantes.
Fuimos oyendo las explicaciones que el guía nos ofrecía, por lo que supimos que los científicos lograron distinguir las culturas tehuelche (hace 11.000 años) y casapedrense (7.500 años) por el nivel de desarrollo y distintas técnicas de supervivencia. Para ello fue fundamental recoger puntas de piedra, raederas y raspadones utilizados por los tehuelches, y restos de fauna (piel, huesos, carne) de la época casapedrense, en la que eran especialistas en la caza de guanacos, zorrinos, aves y cérvidos.
Exhaustivos estudios permitieron comprender la esencia del material encontrado, que da idea del ingenio demostrado por esos hombres prehistóricos. Un caso especial es el uso de las boleadoras, bochas de piedra redondeada que arrojaban por medio de un tiento.
Esos aleros y rocas salientes que veíamos habían servido de cobijo a quienes se asentaban en este sector de la Patagonia hacia finales del período Pleistoceno. Eran primitivos cazadores y recolectores que dejaron en las distintas capas de las paredes de las cuevas las huellas que los distinguían en cuanto a sus actividades y la cantidad de personas que formaban las tribus.
Al llegar a la cueva principal, el asombro de todos fue en aumento. “Se han contado cientos de manos y otros motivos en negativo y positivo con colores rojos, ocres, amarillos, verdes, blanco y negros. Son figuras humanas, guanacos en escenas de cacería que han sido estudiadas por arqueólogos desde 1972 hacia acá. Parece increíble el tiempo transcurrido desde entonces y que aún puedan verse con claridad los variados dibujos, estampas y elementos marcados sobre la roca”, escuchamos la voz del guía mientras tratábamos de no perdernos ningún detalle.
Para quienes prefieren la aventura en el desierto, la estancia Cueva de las Manos (ex Los Toldos) ofrece alojamiento y salidas guiadas en vehículos 4x4 y trekking. Se alcanzan sectores más escarpados con arte rupestre único, para lo que se requiere estar más entrenado.
Piedra Museo
A 250 kilómetros de Pico Truncado se halla el yacimiento arqueológico más añejo de la Argentina. Los científicos demostraron que ha habido población temprana hace 13.000 años. Fue el eminente paleontólogo argentino Florentino Ameghino quien descubrió el lugar.
Estudios fehacientes han reflejado la existencia de agua en abundancia, buenas pasturas y animales y que sus habitantes eran excelentes cazadores.
En el centro de Pico Truncado, el Museo Histórico Regional guarda material irreemplazable para demostrar la presencia del hombre en ambos sitios arqueológicos. Algunas piezas originales y otras que reproducen el arte rupestre junto a fotografías de Piedra Museo son valiosa documentación.
Gracias a los guías especializados, gozamos de aquellos variados elementos del arte rupestre que permiten afirmar cuándo se inició la vida en la estepa patagónica.