Una rareza, pero totalmente racional con los tiempos que corren, ¿quién no pensó algún día en hacerse una casa con las botellas de su gaseosa preferida? Alguien lo hizo.
Un día de esos "inolvidables", a Alfredo Santa Cruz y familia se les ocurrió algo que venían pensando cada vez que destapaban una gaseosa. ¿Para que se usa el plástico? ¿Sirve para otra cosa? ¿Se vuelve a usar nuevamente para otra botella de gaseosa? Las preguntas se sucedieron unas a otras, sin parar. Y sin darse cuenta se les ocurrió algo que hoy pasó a ser visto y admirado por muchos turistas e incluso vecinos que disfrutan sus días en Puerto Iguazú.
Los Santa Cruz comenzaron a armar este proyecto autosustentable que hoy es uno de los paseos preferidos por los chicos y por los grupos ecologistas de la zona o de otros que se enteraron de la existencia del emprendimiento.
Antes de entrar a la ciudad, o cuando se sale de la misma, varios carteles indican "la Casa" y los horarios para visitarla, ya que la familia vive allí todos los días del año y no tiene problema en mostrar "sus envases" a quién quiera verlos.
"La Casa de las Botellas", como la conoce todo el mundo fue armada con botellas de litro y medio de la famosa bebida cola y cuenta su creador que la idea sirve para generar conciencia y para darle un uso ecológico a este envase que cada día contamina más el medio ambiente, y que lo seguimos usando sabiendo el daño que ocasiona
Las paredes de la casa fueron hechas con 1.200 botellas de plástico, el techo con 1.300 cartones de tetrapack, las puertas y las ventanas con más de 140 cajas de CDs, los sillones que decoran el ambiente con unas 120 botellas de plástico y la cama, otras 200 botellas más. Por decirlo rápido, todo sirve y nada debería tirarse.
Lo ideal es que cuando los grupos ecologistas, los chicos de colegio o cualquier turista que entra a la casa y comienza a indagar acerca de "que es esto", en forma inmediata surgen conocimientos del mundo de la ecología, la conservación y el cuidado diario que deberíamos realizar de nuestra naturaleza, reciclando y tratando de no usar recursos sin sentido.
El dueño de casa se encuentra orgulloso de su creación. Su proyecto autosustentable es un ejemplo de cómo todo puede reciclarse y ayudar a tomar conciencia del daño ambiental que le generamos a la naturaleza. Para el mundo en el que vivimos hoy, nada debería ser descartable sino por el contrario todo tener un uso posterior a aquel por el que ha sido creado.
Por estas simplezas, quizás hoy la Casa de las Botellas es uno de los atractivos turísticos de Iguazú que nadie se quiere perder de conocer y que, de boca en boca, todo el mundo recomienda.