Visitamos el Museo y Parque Criollo Ricardo Güiraldes y vimos que dentro y fuera el espíritu tradicionalista argentino se mantiene más vivo que nunca.
En la localidad de San Antonio de Areco se encuentra el Parque Criollo y Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes. Fundado y construido por el gobierno de la provincia e inaugurado en 1938, lleva el nombre de Ricardo Güiraldes en honor a la novela Don Segundo Sombra, la cual se publicó en el año 1926.
¡Al museo, forastero!
“Si quiere conocer la obra de Güiraldes, la historia de Don Segundo Sombra y cómo piensa el hombre de campo, váyase mi’jo hasta el museo del escritor. Ahí dentro se va a sorprender con lo que ve. Después vuelva y lo invito a tomar una grapa a un boliche de gauchos”, nos dice quien atiende el quiosco de la plaza principal de Areco mientras nos muestra algunas fotos históricas del gaucho argentino.
Allí fuimos y nos sorprendió encontrar un sitio único en el que todo parecía estar en calma pero que tenía vida y movimiento en su interior. Al menos una veintena de turistas se encontraba un día sábado informándose y recorriendo cada una de las salas y sus objetos.
El museo se encuentra separado en salas que llevan distintos nombres. Entre estas aparecen la Sala Ricardo Güiraldes, la Sala Ricardo Güiraldes II, la Sala del Gaucho, la Sala del Estanciero, la Sala de los Escritores, la Sala Alberto Güiraldes y la Sala Adelina del Carril, además de una pulpería, una ermita y el parque que también puede recorrer quien visita el museo.
Respirar historia y tradición
La Sala del Gaucho, la Sala de los Estancieros y la Sala de los Escritores ganan los aplausos de los visitantes de forma inmediata. Encontramos distintos objetos, ropajes, elementos de plata y libros de época, entre los que se destaca la colección completa de los textos de Güiraldes.
Las salas de Ricardo Güiraldes reflejan cómo los primeros plateros en instalaron en Buenos Aires a fines del siglo XVI. En los siglos XVII y XVIII se desarrolló en esta zona una artesanía similar a la del Alto Perú, se contaba con numerosos orfebres españoles y portugueses.
Cuando Argentina se organiza como nación independiente, se comienza a intensificar la ganadería y con ello comienzan a nacer símbolos del campo argentino; uno de ellos es el gaucho.
Distintas piezas de platería al igual que pinturas representativas decoran las paredes del resto de las salas. Las labores rurales, los motivos campestres, las jineteadas, los fogones y mateadas, y otras imágenes resumen de manera perfecta el sentir del campo.
Estas pinturas son obra del pintor uruguayo Pedro Figari, quien conoció al padre de Ricardo Güiraldes, y luego de una gran amistad, pasaron a formar parte del mobiliario de la familia Güiraldes.
Mucho más para ver
El resto de las salas completan el vasto museo. La Sala Alberto Güiraldes es un homenaje al primo pintor de Ricardo, que, al igual que este, tenía un amor y pasión por el gaucho argentino que supo plasmar de manera perfecta en sus cuadros e ilustraciones de época.
Otra de las salas que llama la atención del visitante es la dedicada a la esposa de Ricardo Güiraldes, llamada Adelina del Carril. La sala tiene un importante retrato de ella, quien además de ser su esposa fue una fiel amiga y cuidadora de toda la obra artística del genial escritor.
La música, el baile, el canto, la pintura y otras artes, además de la literatura, pueden sentirse mientras se recorre el museo. Esas sensaciones fueron quizá las que tuvieron, tienen y tendrán aquellos que todos los días del año lo cuidan como si fuera su propia casa.