A 35 kilómetros de Santa Rosa, es la única reserva natural del mundo del caldén, el árbol típico de la provincia. Hay senderos de trekking autoguiados, un centro de interpretación y se puede hacer avistaje de aves y de ciervos. Además, se puede visitar el casco de la estancia de Pedro Luro.
Está ubicada 35 kilómetros al sur de Santa Rosa y se llega por vía directa a través de la ruta nacional 35, que se empalma por medio de la avenida de circunvalación Santiago Marzo o directamente por la avenida Pedro Luro. Por la ruta nacional nº 5 desde Buenos Aires, se empalma la ruta en la rotonda donde está el casino. Una vez en la ruta hacia General Acha, la reserva está sobre la mano izquierda, antes de cruzar la extensa laguna que lleva el mismo nombre.
Esta reserva está situada en el valle de Quehué y se presenta como un paraíso de flora y fauna. Es la única reserva natural en el mundo de caldén, el árbol característico de la provincia. El predio está constituido por 7.600 hectáreas cercadas, de las cuales 1.200 corresponden al área turística.
Presenta tres ambientes diferentes: el monte, la laguna y el médano, con variada y riquísima flora y avifauna, y gran riqueza de testimonios históricos de la primera década del siglo XX, cuando Pedro Olegario Luro decidió instalar el mayor coto de caza del mundo en medio del bosque.
El lugar tiene tres senderos de interpretación autoguiados para ver, escuchar y vivir la reserva.
Poblada por bosques de caldenes, lagunas y médanos, en esta reserva hay un castillo que fue el casco de la estancia San Huberto, propiedad de Pedro Luro. Fue declarado Monumento Histórico Nacional y visitarlo, con su colección de carruajes y el imponente edificio francés, nos transporta al siglo XIX y permite revivir tiempos de esplendor ya pasados.
En el atardecer es habitual ver manadas de ciervos y ñandúes con sus charitos, que salen en busca de alimento. Las más variadas especies de pájaros, colonias de flamencos y rastros de pumas y jabalíes en el suelo blando de la laguna son algunas de las cosas que se puede encontrar en este hermoso parque.
Al acceder a la reserva, se aconseja dirigirse siempre al Centro de Interpretación para tramitar las visitas guiadas con turnos.
En la época de celo, se puede hacer avistaje de ciervos en brama. Esto ocurre durante 45 días, entre marzo y abril. En este período, los machos se movilizan hacia donde están las hembras emitiendo sonidos que se conocen con el nombre de brama. Se puede ver cómo luchan para conseguir su harén y poder aparearse. También, se puede realizar avisaje de aves con guías de campo durante todo el año, con reserva previa.