Imagen urbana de Villa Mercedes

Conocer sus grandes espacios verdes y su activa vida cultural permite saber algo más de los mercedinos y su diario vivir en la ciudad y alrededores.

Nuestro paso por Villa Mercedes fue fugaz, no teníamos una noción clara de qué tipo de lugar encontraríamos. El auto fue nuestro aliado, ya que su extensión no nos permitía conocer la ciudad a pie.

La zona céntrica nos mostró sus avenidas muy bien arboladas, donde los viejos edificios conviven con modernos departamentos y oficinas comerciales.

“Mercedes”, como le llaman sus habitantes, tiene una gran vida cultural y deportiva y nos aconsejaron conocer su famosa Calle Angosta, su Complejo Cultural Molino Fénix y la Casa de la Cultura.

Fuimos al encuentro de la Calle Angosta, ubicada al lado de la estación de trenes (hoy en desuso). Ese rincón inspiró hace tiempo al músico José Adimanto Zavala a escribir la famosa cueca que luego cantara junto a Alfredo Alfonso. Allí se homenajea la música autóctona y su anfiteatro recibe la Fiesta Nacional de la Calle Angosta desde hace 25 años.

  • Complejo Cultural Molino Fénix

    Complejo Cultural Molino Fénix

  • Área del centro

    Área del centro

  • Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico

    Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico

  • Su famosa Calle Angosta

    Su famosa Calle Angosta

  • Plaza del Sesquicentenario

    Plaza del Sesquicentenario

  • Boliche Don Miranda

    Boliche Don Miranda

  • Avión A4B, Guerra de Malvinas

    Avión A4B, Guerra de Malvinas

Los viejos almacenes de ramos generales a que hacía referencia la cueca han desaparecido. En su clásico despacho de bebidas, los vasos de vino y las guitarras sonaban al unísono. Hoy, hay lugares donde disfrutar de la gastronomía mercedina, para que la identidad no se pierda.

El Complejo Cultural Molino Fénix ocupa una manzana junto a las viejas vías del ferrocarril. Se han fusionado viejos depósitos y silos cerealeros con modernos edificios y plazoletas con fuentes de agua para lograr un conjunto inmejorable. Asombra saber que en el interior de esos silos pintados de verde hay hoy locales gastronómicos.

En Molino Fénix se concentran un cine, la Casa de la Música y cafeterías, restaurante, pubs y boliches para lograr un espacio “de onda”. Allí siempre hay presentaciones musicales, espacios para el aprendizaje y estudios de grabación con las más modernas instalaciones.

“Motivar, analizar y orientar el trabajo musical es una de las premisas, así como realizar el contacto con el interprete del género que a nuestro entender se adapta a la obra” es la idea básica que impera en este innovador proyecto.

Nos acercamos luego al Parque Costanera Río Quinto, el mayor pulmón verde de la ciudad, donde se realizan actividades deportivas al aire libre. Se lo conoce como “el Lago” y tiene natatorio, canchas de fútbol, un bosque de eucaliptos y lugares para hacer asado en familia. En el mismo circuito, visitamos el balneario Los Filtros, donde pudimos darnos un baño en el río.

De regreso en el centro, circulamos por el intenso tránsito de la avenida Mitre y estacionamos el auto frente a la municipalidad para conocer la plaza San Martín y esa área del centro.

Luego nos dirigimos a la Casa de la Cultura, que funciona en el viejo mercado de Pedernera y Urquiza, donde se puede visitar el Museo Histórico Santiago Betbeder y sus exposiciones itinerantes. Entramos al auditorio, donde se realizan presentaciones y festivales con gran participación comunitaria y en su parte externa nos dejamos tentar por puestos callejeros de artesanos.

En una plazoleta, con la presencia de un avión caza bombardero Douglas A4B Sky Hawk que operó en la Guerra de Malvinas, se rinde homenaje a los aviadores que participaron en el conflicto bélico.

Hasta aquí lo visto y visitado en una ciudad que merece una visita más generosa en tiempo. Seguimos viaje sabiendo que volveremos en el futuro a recordar sus avenidas anchas y su calle angosta.

Autor Mónica Pons Fotografo Eduardo Epifanio

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