Un silencio profundo invade a quienes nos encontramos dentro del avión. El piloto afirma con un movimiento de cabeza que ya estamos en la altitud buscada y el instructor, grita: “¡Todo bien muchachos, tranquilos que viene la acción!”. En ese momento, el avión adopta su velocidad crucero. “Ahora”. En un instante, se abre la escotilla y el silencio es invadido por el ruido de las hélices cortando el aire.
“¿Quién me mandó a estar acá?” me pregunto, pero ya es tarde para arrepentimientos. Nos ponemos frente a la puerta del avión y nuestros pies ya están casi en el aire, delante de nosotros un inmenso frente de nubes blancas le aportan colorido al vacío. El instructor, balanceándome lentamente para adelante, me dice que a la cuenta de tres nos soltamos. “Uno, dos, tres.... Uhaaahhhhh..........”
La velocidad de caída nos deforma las caras y el aire se introduce por todo el cuerpo, junto a una sensación única, que nunca tendremos en tierra. Empezamos a girar y girar, hasta que nos estabilizamos haciendo una especie de arco con el cuerpo. En realidad, aunque somos dos, el hecho de ir en tandem hace que nuestros cuerpos formen uno solo.
Miramos un colchón de nubes en el que en segundos nos introducimos y apenas mojamos, seguimos cayendo obedeciendo sólo a la ley de gravedad. Es una sensación alucinante, única, irrepetible, inimaginable...no hay palabras para explicarla, sólo se trata de placer.
Casi cuarenta segundos de caída libre y el altímetro ya marca 1.200 metros. En ese momento el instructor me avisa que vamos a abrir el paracaídas y en segundos jala de la manija, abriéndose una pequeña mochila que pronto libera el paracaídas. En eso sentimos que algo nos chupa hacia arriba. En realidad, se trata de que hemos dejado de caer y estamos frenados en el aire, con el paracaídas abierto y manipulando los comandos hacia donde miran nuestros ojos.
A medida que volamos y perdemos altura, los campos se ven más grandes, al igual que las personas y el hangar del aeroclub. Estamos por aterrizar, lo que hacemos casi sin notarlo. Tocamos tierra y desatamos los gritos contenidos arriba. Contentos, eufóricos, calmados, un poco tristes tal vez, a todos nos hubiera gustado que la caída durase un poco más....
¡¡¡Feliz Cumpleaños Amigo, bienvenido al mundo de Peter Pan!!!
¿Dónde?
Chascomús, Lobos, La Plata.....