La práctica de esta maravillosa actividad refleja la esencia del ser humano, su espíritu y la posibilidad de satisfacer el sueño que las historietas de chico y el sentido común de grande se encargaron de mostrar y negar al mismo tiempo: el maravilloso sueño de volar que siempre tuvo, tiene y tendrá el hombre.
“Un pájaro” es la respuesta más común cuando se le pregunta a alguien qué quiere ser en otra vida. Libertad es la palabra adecuada para explicar esa sensación de estar suspendidos en el aire observando todo desde arriba, utilizando como única energía de combustión a la naturaleza. El vuelo libre no discrimina sexo ni edades; todo aquel que se lo proponga puede lograrlo. Pero ¿por qué es necesario esperar hasta otra vida, si podemos lograrlo en ésta?
El aladeltismo, hasta hace más de una década, era considerado un deporte peligroso y sobraban las razones para catalogarlo de ese modo. Se practicaba sólo en lugares montañosos y los equipos que llegaban a nuestro país eran muy avanzados para el nivel de pilotaje de estas latitudes.
No había instructores y los que lucraban con ello no sabían enseñar por falta de conocimientos. Esto hacía que la experiencia fuese obtenida por el alumno a través de sus propios vuelos, lo que terminaba en malas prácticas, desconocimiento, golpes, fracturas y hasta accidentes fatales.
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http://www.welcomeargentina.com/laplata/aladelta-buenos-aires.html