Cuna del gaucho argentino, San Antonio de Areco es una de esas ciudades cercanas a Buenos Aires que tiene "ese no se qué..." que la hace irrepetible.
Quienes la conocen, saben que siempre hay una mesa de café o de bodegón que los está esperando y regresan por lo menos una vez al año para sentir que "vuelven al pago". Quienes no la conocen, basta que la descubran para enamorarse perdidamente de sus calles, talleres y atelieres.
Así es Areco, pago del inigualable "Don Segundo Sombra" y del genial Güiraldes, del Parque Criollo, del Museo Gauchesco, del Centro Cultural Usina Vieja, del Puente Viejo y por supuesto, de las distintas fondas, almacenes de campo y pulperías que se disfrutan cuando se caminan las pequeñas calles de empedrado de esta ciudad.
Un lugar ideal para entender Areco es el atelier de Gasparini, como se lo conoce al mejor pupilo que tuvo Molina Campos, el histórico pintor del gaucho argentino y sus quehaceres domésticos. "Gaspa" como le dicen todos, vive pintando caballos, calles de adoquines y todo, absolutamente todo, lo que pasa en la ciudad.
Durante Noviembre, San Antonio de Areco se viste de fiesta para festejar el Día de la Tradición, que aquí se transforma en una agenda cultural que dura apróximadamente toda una semana.
Pero San Antonio de Areco es mucho más que un día. Ideal para disfrutar en pareja, cuando cae la noche sus callejuelas se iluminan con bombitas de colores y no dan ganas de irse a dormir. Para los turistas, el lugar es un viaje en el tiempo, dónde el reloj pareciese andar más lento, con otros tiempos.
La plaza principal es un reducto perfecto para entender a los pueblos del interior de la provincia de Buenos Aires y de Argentina.
A la Municipalidad local se suman la Iglesia y el departamento policial, junto a dos o tres esquinas históricas que ofician de cafés y bares abiertos todo el día. Sobre la misma plaza llega el colectivo que comunica Areco con otros pueblitos cercanos.
Un lugar imperdible para disfrutar, si estás cerca de Buenos Aires, la todavía primavera que nos regala este inolvidable otoño, antes de que llegue el frío.