El Museo del Automovilismo Juan Manuel Fangio rinde homenaje al quíntuple campeón mundial de Fórmula 1 y resume en forma dinámica la historia del automovilismo con más de 50 autos en exposición.
El museo Juan Manuel Fangio es uno de esos museos que no debería dejar de visitarse ya que muestra el automovilismo no sólo como una disciplina deportiva sino también como una pasión argentina. En forma entretenida y documentada se cuenta en orden cronológico la vida de Juan Manuel Fangio, alias “El Chueco”, el más famoso de los balcarceños, desde su infancia pasando por la historia del primer taller que puso junto a su amigo José Duffard, su inicio como piloto en 1936, los campeonatos ganados en los años 1951, 1954, 1955, 1956, 1957 y sus carreras memorables hasta su retiro.
El primer gran impacto al ingresar al museo es generado por una copa gigante ubicada en el hall de entrada, obsequiada por la Asociación Argentina de Volantes de Rosario a Fangio cuando regresó al país tras consagrase como Campeón Mundial por cuarta vez.
El imponente galardón posee la estatura y peso del corredor en esa época. En este sector también se exhiben los cinco premios correspondientes a los campeonatos mundiales ganados y algunos objetos como botas, guantes y anteojeras usadas por el piloto en las competiciones.
El recorrido se inicia ascendiendo sobre rampas que emulan pistas de carrera. El museo, que posee una superficie de 4.600 metros cuadrados, está dividido en seis niveles: “Hombres y máquinas, la pasión del TC”, donde se exhiben coches de TC de la época; “El viejo taller”; “Coraje, constancia y genio conductivo” rememora el período 1936/1948 incluyendo el Gran Premio Internacional del Norte; “Amigo, ídolo y maestro de todos” contiene autos e historia de grandes pilotos del automovilismo deportivo; en “Nuevos campeones” están los automóviles del TC actual; y, por último, “Con velocidad máxima a la cumbre mundial” resume los años 1951/1958 de Fangio y allí es donde se encuentra la legendaria Flecha de Plata, una Mercedes Benz W 196 con motor de 8 cilindros en línea que, por su estilizado diseño, acapara todas las miradas.
El museo cuenta con más de 50 autos, algunos originales y otros que han sido reconstruidos en la Fundación Museo del Automóvil.
Cada máquina encierra una interesante historia, reseñada didácticamente en carteles indicativos, y si bien no puede afirmarse que algunos autos son más importantes que otros, la muestra presenta modelos emblemáticos de la historia del deporte, considerados imperdibles.
Entre ellos figuran el Ford modelo ´37 en el que Fangio corrió como acompañante por primera vez en el Gran Premio Argentino de Carretera junto a Luis Finocchietti; el Ford A de 1929 en el que debutó Juan Manuel; el Chevrolet ´47 apodado la “negrita” que impulsó su destino a Europa; la auténtica Chevrolet ´39 utilizada para correr la Buenos Aires – Caracas; la Maseratti roja 300 s con la que corrió el Gran Premio de Venezuela y el Gran Premio de Cuba.
En referencia a los otros pilotos se destacan los automóviles de los hermanos Oscar y Juan Gálvez, el Ford Baufer original de los hermanos Emiliozzi, un Formula 1 de Carlos Alberto Reutemann, los más actuales Chevrolets de Traverso y Mouras, un Ford Falcon de Oscar Aventin y un auto donado por la familia del piloto de Top Race Julián Alfaro, fallecido en el 2005 en un accidente deportivo.
Luego de internarse en el mundo de las máquinas y los motores, se puede disfrutar de otros servicios que ofrece el museo como una biblioteca, un microcine donde se proyectan carreras y reportajes a Fangio, un sector de exposición al aire libre, un bar y una boutique donde pueden comprarse calcos, libros, revistas, todo tipo de souvenirs y ropa con la firma del gran campeón mundial.
Como corolario, el museo muestra al “joven de Balcarce que conquistó los corazones del mundo” y lo retrata con una frase del año 1958 en la que Fangio deja en claro su legado, que trasciende este magnífico museo: “si mis campañas han servido para algo, si corriendo automóviles he sido útil a mi patria, eso lo dirá el tiempo. Yo sólo tengo un deseo y es que mi conducta en el mundo pueda ser aprovechada por la juventud, también del tiempo espero esa respuesta”.