Alguna vez el filósofo argentino José Ingenieros, definiendo a un idealista, dijo que “no todos se extasían ante un crepúsculo, no sueñan frente a una aurora o cimbran en una tempestad; ni gustan de pasear con Dante, reír con Molière, temblar con Shakespeare, crujir con Wagner, enmudecer ante el David”. Seguro que no estaría demás el ítem “recorrer los Siete Lagos en bicicleta;“ ya que el autor concluye el párrafo diciendo que “el Ideal es un gesto del espíritu hacia la perfección”.
Un fanático de la naturaleza no puede perderse esta travesía. Es ideal dado que son sólo 112 kilómetros por la Ruta Nacional 40, que une a San Martín de los Andes con Villa La Angostura. No hay fuertes exigencias en el nivel de estado físico y experiencia previa. ¡Ojo! Nunca ir solo.
Teniendo en cuenta esto, es inteligente tomarse unos 4 días para aprovechar el paisaje y no hacer todo “a las corridas”.
Es fundamental llevar comida para todas las jornadas. Hay alguna que otra proveeduría en medio de la ruta (en Lago Hermoso, Villarino y Correntoso), pero no tenés que fiarte de que esté abierta justo cuando pasés vos.
Todo arranca en el Lago Lácar (San Martín). Por favor no te asustes con la salida de la aldea de montaña: los primeros 15 kilómetros son en subida y realmente es desgastante. Pero es sólo un primer esfuerzo que te permitirá llegar al Arroyo Partido donde hay mucha agua esperándote.
De ahí en adelante te vas a encontrar con subidas y bajadas, y –tras pasar por el Arroyo Hermoso (Km 27)- llegás al Lago Machónico de verdes aguas.
Seguramente habrás pedaleado ya algunas horas. Te sentirás cansado. Pero falta un pequeño esfuerzo antes de concluir la jornada. Ocho kilómetros después del Machónico vas a encontrar el desvío (por ripio) al Lago Hermoso. Ahí es la primera parada para pasar la noche en carpa en una zona agreste frente al agua. ¡Inolvidable!
A la mañana siguiente es bueno que te levantés temprano y desayunés muy bien (cereales, frutas, etc.) dado que hay que seguir con el pedaleo. Subidas y bajadas conducen al Km 45 que enfrenta a dos lagos espectaculares: el Falkner y el Villarino. Ahí se despide el Parque Nacional Lanín y da la bienvenida el Parque Nacional Nahuel Huapi.
En estos dos lagos hay campings organizados con parrilla, sanitarios, y todo lo necesario. En caso de requieras hacer una parada allí no hay ningún inconveniente. Pero, en condiciones normales se puede seguir.
Poco después vas a encontrar el Lago Escondido que sólo merece un adjetivo: espectacular. Rodeado de vegetación sus aguas están muy por debajo de la ruta. Hay un descenso prominente en el que las bicicletas no son bien recibidas.
Para ese entonces vas a gozar del más alto pico de adrenalina. Una bajada espectacular con curvas y contra curvas te lleva desde el Escondido hasta Pichi Traful (brazo norte del Lago Traful) donde está la nueva parada para acampar a orillas del agua en una zona agreste (c/ guardaparque) a orillas del río. Es importante que descansés bien, dado que te espera un día de pedaleo un poco duro.
El Espejo Chico es ideal para almorzar. Hay camping y proveeduría en la costa del lago. El paisaje invita a una serena digestión. Pero no tenés que demorarte ya que aun queda un trecho.
La salida del Correntoso es, después de la del Lácar, la más dificultosa. Es fundamental en ese caso el aliento mutuo de quienes formen el grupo.
Después del esfuerzo, en una hora llegás al Lago Espejo. Ahí también tenés camping. Aunque seguramente tendrás fuerzas para seguir un rato más y encontrar lo que esperabas.
Pocas sensaciones se comparan a la de ver el cartel que indica: para la derecha, Chile, y para la izquierda, la Angostura. La prueba está a punto de superarse.
El lago Nahuel Huapi aparece y te acompaña desde la banquina derecha. Te parecerá increíble pedalear con semejante vista. No tendrás cansancio, sólo subidas, bajadas y buenas velocidades (aproximadamente 55 Km./h).
En escasos minutos vas a arribar a la Angostura, un pueblo que, por su gente y sus paisajes impresionantes, está perfectamente preparado para recibirte con brazos abiertos.