El Golf Club de Cariló es, sin dudas, un lugar único. Capaz de enamorar por sus parques a todo aquél que lo conozca, es uno de los puntos imperdibles de esta pequeña villa veraniega.
Uno de ellos es
Cariló, que con su Golf Club en medio del bosque despierta no sólo el interés de los locales, sino innumerables visitas de golfistas llegados de todas partes del planeta. Esta cancha se caracteriza por estar rodeada de una espesa arboleda de pinos y eucaliptos, los cuales ayudaron al hombre a impedir el crecimiento de los médanos durante la formación del balneario.
9 primero, 9 después A mediados de la década de 1970 comenzó la construcción de los primeros nueve hoyos bajo el diseño de Tomás Sanderson. La cancha, al igual que muchas de nuestro país, fue construida en dos etapas. Es por esto que los primeros 9 hoyos (inaugurados en 1976) son de marcado estilo británico, con fairways angostos y con un trazado muy trabado que obliga a los jugadores a realizar tiros ciegos desde las salidas de cada hoyo. Los últimos nueve hoyos se inauguraron en el año 1998 y son de estilo americano, lo que para un golfista significa más movimiento, más swing. Cambios que aceleraron notablemente el juego.
En los par cinco, los profesionales pueden llegar en dos golpes al hoyo, pero para ello deberán acertar el fairway desde el tee de salida, lo cual no es nada fácil porque, como dijimos anteriormente, la mayoría de estos golpes se realizan sin mirar el hoyo (golpes ciegos). Los altos pastos y la arena, además de la típica arboleda marina formada por grandes ejemplares de árboles, constituyen los únicos obstáculos naturales que le aportan al sitio una belleza de otro planeta. Juguemos o no al golf, estamos ante un sitio donde los estados de ánimo se vuelven armoniosos, incluso para leer un libro o tomar un café en la confitería del club-house. Ideal para olvidarnos de todo y acordarnos, por supuesto, de que estamos de vacaciones.