Pesca en el río Puelo

La región de Segundo Corral –Chile– ofrece variedad de truchas y salmones con muy buenos portes. De fuerte correntada, y con un perfil típico de los cauces entre montañas, el río Puelo es una excelente propuesta para los que gustan de lugares agrestes.

El dramatismo del paisaje que lo rodea resulta inolvidable. El abrupto cañadón que encauza al río Puelo, parece una muralla interminable. El ajetreo del agua que circula se multiplica por doquier.

Es un sitio donde la civilización apenas se ha animado a llegar. Está ubicado en el límite entre Argentina y Chile. Para llegar a él debimos atravesar el brazo occidental del lago Puelo superior y hacer los trámites de migraciones en Gendarmería Argentina. Luego de cruzar los rápidos del canal, pasamos al lado chileno, donde realizamos los mismos trámites, pero esta vez en el puesto de Carabineros.

Al lodge de pesca de Segundo Corral, de Kent Schoenaver, se lo puede interpretar como el lugar donde la madre naturaleza se ha tomado su tiempo para diagramar cada detalle.

Diariamente, truchas arco iris, marrones y salmones se dan cita para alimentarse, atrayendo a los amantes de la pesca con mosca.

  • En el límite entre Argentina y Chile

    En el límite entre Argentina y Chile

  • Equipo de pesca con mosca

    Equipo de pesca con mosca

  • Cauces entre montañas

    Cauces entre montañas

  • Navegando con dirección oeste

    Navegando con dirección oeste

Hasta allí fuimos en un gomón de 5,5 metros de eslora, impulsado por un motor a turbina, para poder cruzar los rápidos sin dificultad. La límpida y fresca mañana nos permitió observar la imponente figura del cerro Tres Picos, mientras navegábamos hacia el vecino país.

El lago Puelo superior posee una superficie de 4595 hectáreas, y recibe el aporte de los ríos Azul, Epuyén y Turbio. Sus cristalinas aguas reflejan el paisaje que lo circunda, regalando a los expedicionarios un falso espejo de agua que desconcierta, a veces, a los sentidos.


Un lodge para el asombro

Cruzamos los rápidos clase III del Puelo, y en menos de dos horas llegamos al lodge, que se encuentra a pocos metros de la boca del río Puelo, sobre un pequeño risco.

Aún perduraba en nuestro interior la trémula sensación vivida minutos antes, cuando habíamos cruzado los rápidos, a pesar de que no poseen un alto nivel de dificultad.

Sobre el muelle de madera se encontraba John, un perro labrador de color negro que, animado por la llegada de los nuevos invitados, corría de un lado a otro, como queriendo indicar el camino. Eric Schoenaver –hijo del propietario– rápidamente amarró el gomón en el embarcadero.

Recorrer las instalaciones del lodge de pesca fue todo un placer. Además de conocer las cálidas habitaciones de la casa, recorrimos la huerta orgánica, e hicimos base en el quincho.

Allí, Pablo De Pasquale –chef del lugar– nos tenía preparado el ágape tradicional de Segundo Corral antes de la pesca: carne y papines asados a las brasas, y frescas ensaladas con hortalizas recién cortadas. En esta ocasión bebimos jugos y cerveza.


Tiempo de pesca

Luego del almuerzo, nos pusimos el equipo de pesca con mosca, y nos fuimos navegando con dirección oeste. Eduardo Laborinnie –nuestro guía de pesca– nos tenía preparado un lugar especial para realizar los primeros intentos, a la hora de “eclosión”.

Comenzamos la pesca utilizando líneas de flote, moscas secas y anzuelos sin rebaba.

Los piques comenzaron a producirse cuando las moscas iniciaban el drag.

Practicar pesca con mosca en estas aguas totalmente encrespadas, con espumas blancas y con su intenso rugido sobre el cañadón, es una fiesta para los sentidos.

Con el lanchón frenamos en un recodo del río donde, luego de varios intentos, obtuvimos la presa que tanto deseábamos. Una trucha arco iris fue engañada por el señuelo llamado “hormiga de Chernobyl”, y culminó en nuestras manos “posando” para la foto.

Luego de la toma fotográfica, la devolvimos al río, previos ejercicios de oxigenación.

Como la tarea estaba cumplida, Eduardo nos llevó hacia la orilla del Puelo para que practicáramos un poco de casting, ya que por lo que había podido apreciar, nos faltaba bastante por mejorar.

La quietud del agua, la paz del ambiente y los intensos colores del bosque valdiviano hicieron que rápidamente nos olvidáramos de las horas, de la ciudad e incluso de quiénes éramos.

Luego de corregir nuestro movimiento, emprendimos el retorno hacia la casa.

Antes de despedirnos, Kent nos regaló un singular momento a la vera del muellecito.

Comenzó a arrojar migas de pan al agua y súbitamente múltiples ejemplares de peces aparecieron saltando, en un insólito chapoteo, mientras disfrutaban del “banquete”.

Los anaranjados rayos del ocaso se asomaban detrás de las oscuras siluetas de las montañas que circundan al río Puelo y, con ellos, nuestra aventura en el lodge de pesca en Segundo Corral, culminaba...

Autor Marcelo Sola Fotografo Marcelo Sola

DuraciónDuración: Todo el día.
HorarioHorario: Horario de salida del muelle de lago Puelo: 10 hs.
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