Desde Mar Azul se puede ir caminando a Mar de las Pampas. Un trekking ideal para aquellos que tienen ganas de despejarse.
La historia cuenta que la primera ciudad de la zona a la que alcanzó la forestación fue Villa Gesell y que luego del éxito obtenido por Carlos Gesell otros visionarios quisieron imitarlo.
Así, surgieron al final de la Villa otras pequeñas localidades que hoy reciben el nombre de Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul. Las tres son hermosas, pero cuando las conocemos un poco más enseguida nos damos cuenta de que poseen sus propios atributos que las diferencian entre sí.
Por cuestiones políticas y empresariales, hubo autoridades que en su momento no quisieron que el asfalto llegara hasta ellas y si bien en su momento esto fue una medida pensada para que estas tres pequeñas urbes no progresaran, hoy podemos afirmar sin duda “que no hay mal que por bien no venga”, ya que estos caminos de arena garantizan la paz, la tranquilidad y que el tiempo aquí no corra, sino que transcurra lento.
Mar de las Pampas es el bosque, el lujo y la arquitectura patagónica, Las Gaviotas son los excéntricos complejos con spa y piletas climatizadas y Mar Azul es para muchos un lugar ideal para disfrutar en familia, donde mar y bosque sirvieron para que primero un gran camping y luego cabañas brinden alojamiento en el paraíso.
Durante la temporada de verano, lo ideal es partir desde Mar Azul bien temprano o en las últimas horas de la tarde. La meta: Mar de las Pampas, pero de acuerdo al horario en que realicemos la caminata podremos tener dos experiencias muy distintas del paseo.
Si partimos a primera hora, seguramente nos encontrará el mediodía llegando a destino, con el centro comercial de la ciudad y sus galerías calcadas de un cuento de gnomos y duendes. Lo ideal, entonces, es almorzar en alguno de los restaurantes dentro del bosque.
Si por el contrario elegimos el final del día, los colores del bosque, la vuelta de quienes eligieron la playa y la arena cada vez más fría nos indicarán que ya estamos próximos al corazón de la ciudad.
Allí, cientos de luces cálidas nos hacen sentir como en la Patagonia y por momentos casi llegamos a creer que estamos en San Martín de los Andes o en Villa La Angostura. El sonido del mar nos vuelve a la realidad en cuestión de segundos.
La vuelta hasta Mar Azul es perfecta de ambos modos. En el primero de los casos, llegaremos a la hora de la siesta y nos dará tiempo para preparar todo y hacer playa. En el segundo, nuestra vuelta será acompañada por el frío de la noche y por una interminable cantidad de estrellas que se divisan entre los árboles del bosque.
Una caminata perfecta cualquiera sea la hora elegida. Ideal para toda la familia por la escasa cantidad de kilómetros entre ambas urbes. Y con la posibilidad también de hacer el recorrido en bicicleta.