Fue uno de los primeros asentamientos de esta zona de la costa bonaerense. Todos los años se abre aquí el campeonato del Turismo Carretera, la categoría de automovilismo más popular de la Argentina.
Fue uno de los primeros asentamientos de esta parte de la costa bonaerense, en los fondos de la estancia El Centinela, de Rafael Cobo. Hasta aquí llegó en 1933 Fulvio Plácido Springolo, proveniente de Punta Médanos, y surge la idea de hacer un balneario.
Los últimos propietarios de las tierras fueron Isaías Ramos Mejía y Rafael Cobos, quienes formaron una sociedad de tierras y balnearios, donde se construyeron luego las primeras viviendas.
El loteo se llamaba La Margarita, nombre tomado de un barco que naufragó en este sector de la costa argentina a fines del siglo XIX. Hoy se recuerda este hecho con un impresionante mural a media cuadra de la avenida San Martín y el mar.
Nuestro paseo por la ciudad se inició ingresando por la avenida San Martín desde la ruta provincial 11. Aunque también se puede ingresar a Mar de Ajó desde San Bernardo, ya que ambos balnearios quedaron unidos por la edificación. Es más, transitando la avenida Costanera puede verse un pequeño hito a la altura del 1.500, donde queda establecido el límite entre ambos balnearios.
Ingresando por la avenida San Martín, al 600 está la oficina de turismo municipal, buen lugar para parar cinco minutos y juntar la información necesaria.
Nuestra primera parada estaba a pocos metros de allí. Al 300 de la avenida principal está el Monumento al Libertador y el Mar, un homenaje a San Martín que representa su llegada a la bahía de Paracas, Perú, en la goleta Moctezuma.
Se trata de una obra que tiene 10 metros de altura y fue construida con madera, cemento, hierro y metal desplegable por el escultor Ricardo D’Emilio e inaugurada en agosto de 1988, para el 20 aniversario del Rotary Club de Mar de Ajó.
Seguimos por San Martín hasta chocarnos con el mar y doblando a la izquierda unos metros descubrimos el mural La Margarita, imponente, de unos 50 metros cuadrados. Representa el naufragio del Rosseswells, un buque que operaba la ruta de Europa al Pacífico por el estrecho de Magallanes y que transportaba una compañía de teatro francesa. Se salvaron sus tripulantes y la carga.
Al lado está el Monumento a los Caídos en el Mar, que consta de tres fragmentos de mástiles del buque Vencedor, hundido 10 kilómetros al sur de la localidad.
Estábamos en pleno centro de Mar de Ajó y decidimos recorrer la zona comercial. Al 100 de la avenida San Martín nace la calle Irigoyen, epicentro de las marquesinas de los comercios, cines, teatros y del casino, ubicado en la calle Espora, entre Belgrano e Irigoyen.
La actividad comercial cobra vida después de las seis o siete de la tarde los días de playa y esta zona del centro se convierte en un verdadero hormiguero de gente en busca de artesanías, bijouterie, chocolates, alfajores, diversión en los juegos electrónicos o simplemente un paseo relajado.
Hacia el otro lado de la ciudad, en dirección a San Bernardo, al 800 de la avenida Costanera está el muelle de la ciudad. Es el último y más grande del Partido de la Costa, con una estructura de hormigón armado de 270 metros de largo, que describimos en el paseo correspondiente.
Este balneario tiene una gran tradición de pesca, tanto que desde 1968 se realiza allí todos los años la Fiesta Nacional de la Corvina Rubia.
Por último, visitamos sobre la playa otro de los puntos de interés que recomiendan en la oficina de turismo: el Paseo de la Orca. Se trata de una pequeña rambla ubicada al 1.000 de la Avenida del Mar, con una gran estructura que representa al mamífero marino y que resulta la atracción de los más chicos para quedar retratados en una foto.
Ya en las afueras de la ciudad, a pocos metros de la rotonda de acceso está el autódromo regional Rubén Luis Di Palma, donde todos los años se inicia el calendario automovilístico nacional con la visita del Turismo Carretera en el mes de febrero, dando inicio al campeonato de automovilismo más importante y convocante del país.