Recorrimos sus calles, notamos el buen ánimo de su gente y nos contagiamos con la alegría de disfrutar de sus balnearios y entretenimientos propios de una población de sierra cordobesa.
Al llegar a Mina Clavero, hicimos una caminata para conocer su centro, sus calles y su espíritu serrano. Partimos de la nueva plaza San Martín, que es una síntesis de la verdadera identidad de este pueblo que homenajea el agua.
Con su forma triangular y situada en el área antigua de la ciudad, la plaza cuenta con canales por los cuales viaja constantemente el agua. Desde distintas pasarelas a nivel del piso o desde lo alto, es un espacio de recreación inigualable hecho con tecnología y diseño. Distintos planos de agua, piedras y cascadas revelan la integración del hombre con la naturaleza. Cada rincón remite a los espacios naturales de la zona como sus balnearios, embalse o las “condoreras”.
La plaza ha sido renovada por especialistas locales para apelar a la memoria y a lo sueños de los minaclaverenses. Allí nos dimos cuenta de que la ciudad es alegre, entusiasta por sus realizaciones y que impulsa a los visitantes a recorrerla con el mismo ánimo.
Dejamos la plaza para conocer los balnearios y la costanera sobre el río Mina Clavero, donde la corriente pasa cristalina por un fondo de arena con alguna que otra piedra. Era un día de calor y se hizo difícil encontrar un lugar en medio de una marea humana ya existente.
A la altura de los balnearios Nido del Águila y La Residencia Serrana, el río Mina Clavero corre encajonado. En cambio, las playas del centro son de arena y son las más concurridas por la juventud. El balneario municipal se caracteriza por una gran pileta y por estar en pleno centro, a mano de todo el mundo. También los ríos Panaholma y Los Sauces ofrecen una sucesión de balnearios muy concurridos.
En todos, las piedras forman parte del paisaje y en algunos casos sirven para divertirse, como en el balneario La Toma en las afueras de la ciudad, donde por su formas naturales similares a un tobogán grandes y chicos se deslizan hacia el agua.
A la hora de comer, las calles San Martín, Mitre y Olmos nos agasajaron con sus espléndidos restaurantes, pizzerías y casas de comida. Los cordobeses son especialistas en asar chivitos y los ofrecen en varias parrillas. De más está decir que probamos en varias de ellas sin poder decidir cuál era el mejor.
Recorriendo la calle principal pudimos consultar acerca de salidas a las sierras y aprovechar esa energía muy particular de la zona que invita a realizar actividades. La ciudad está muy bien preparada con guías especializados en trekking, pesca de pejerrey y trucha, o rappel en roca y muchas otras actividades deportivas.
Con la piel tirante por el sol, llega el alivio nocturno
Después de un día luminoso y caliente, la noche se presentaba fresca como es habitual en el área. Listos para salir a cenar, dimos una vuelta por la zona comercial. La peatonal San Martín lucía iluminada, con sus atractivos artículos regionales, bares y confiterías. Las luces brillantes sobre el río nos llevaron a conocer el casino con sus clásicas mesas de juegos. Tampoco faltan la música y el baile: boliches y discos para los más jóvenes y shows en vivo para los de mediana edad.
Mientras íbamos de un lugar a otro, notamos la tranquilidad y seguridad que ofrece Mina Clavero. La bicicleta es el vehículo más utilizado cuando el tiempo ayuda y todas quedan esperando a sus dueños en la puerta del supermercado o donde sea, sin que nadie se las lleve.
Todavía había algo más para sorprendernos. Al llegar al puente de la Av. Mitre que cruza hacia Cura Brochero, vimos cómo tres ríos se entrecruzan en un punto donde prevalecen las rocas enormes. Los ríos Panaholma, Los Sauces y Mina Clavero pasan por un profundo cauce con las orillas muy juntas y forman un conjunto impresionante al que llaman Los Cañadones.
Desde lo alto pudimos ver cómo el río Los Sauces corría muy rápido entre piedras muy puntiagudas que formaban saltos de agua y remolinos. El agua rugía y el sonido se repetía una y mil veces allá abajo, en ese punto sombrío. Lo comparamos con el cañón del Colorado, pero en miniatura. Un fenómeno rocoso que vaya a saber uno por qué se fracturó hace miles de años.
Así como los ambientalistas del mundo hablan de la necesidad de cuidar el agua, Mina Clavero ha dado un paso importante para mostrar la atención que le debemos a ese bien tan preciado.